Para los que no sepan exactamente qué es eso, la Grieta Atea se produjo cuando, en su mayor parte, el Nuevo Ateísmo fue secuestrado por la "justicia social": en 2011, había una bonita, vibrante y emocionante blogósfera escéptica y atea, en la que los bloggers y activistas denunciaban a diario los excesos religiosos, la pseudociencia, la anticiencia y las teorías de la conspiración. Los ateos estábamos por fin bien encaminados a ser una fuerza cultural a ser tenida en cuenta, una fuerza que abogaba por políticas públicas basadas en la evidencia y exigía que los ateos de todo el mundo tuvieran los mismos derechos y el mismo trato que cualquier otro ciudadano, y dejaran de ser tratados como ciudadanos de segunda clase. En junio de 2011, sin embargo, se celebró en Dublín la Convención Mundial de Ateos. Una de las ponentes fue la autodenominada feminista Rebecca Watson, blogger, youtuber y coanfitriona de podcast. Según ella, una vez que terminó su presentacion, entró al ascensor para volver a su habitación y un desconocido la invitó a su habitación, ella declinó la invitación, el tipo aceptó el no por respuesta, y eso fue todo. Al día siguiente, Watson publicó un video en el que se quejaba del incidente y lo terminaba con algo parecido a "¡Chicos, no hagan eso!". El video recibió un montón de comentarios, algunos de ellos con un claro tono machista, y también recibió reacciones que la criticaban por decirle a los chicos lo que podían y no podían decir. A partir de ahí, los aliados de Watson extrapolaron la situación y, de forma muy "progresista", concluyeron que cualquiera que dejara un comentario discrepante era ateo (?) y un machista (??). Y asi nació el mito de que la comunidad atea no era más que un grupo de sexistas.Parece que Daniel Galarza Santiago, un ateo que lleva el blog El Escéptico de Jalisco sólo vino a leer esta conversación mía con Gretchen hasta ahora, y se sorprendió al enterarse de que al igual que ha ocurrido con cualquier otra comunidad, el ateísmo también cayó presa del posmodernismo; y él decidió que esto no es así.
Recuerdo haber pensado: "¿Dónde está el principio de caridad que se supone que utiliza la gente comprometida con el escepticismo científico cuando se trata de alguien que no está de acuerdo con Watson — no es posible estar en desacuerdo con ella de buena fe y seguir estando a favor de los derechos de las mujeres? ¿Y cómo puede alguien saber lo que pasa dentro de la cabeza de un comentarista aleatorio de YouTube, para afirmar con absoluta certeza que esa persona no cree en deidades? ¿Cómo saben que todos los autores de comentarios sexistas son ateos?".
En 2012, la blogger Jeniffer McCreight propuso la idea de Atheism Plus, que, según ella, significaba unir el activismo laico con otras causas valiosas, como los derechos LGBTQ, los derechos de las mujeres y otros temas relacionados con la igualdad. Pensé que era redundante, ya que eliminar el pase libre y el trato especial que recibe la religión en la sociedad y en la elaboración de políticas públicas es una condición sine qua non para tener derechos humanos universales duraderos. Qué inocente soy. Lo que McCreight defendía realmente era lo que podría resumirse mejor para un lector de 2019 como activismo secular más "justicia social".
En los meses siguientes, me enteraría de que, de una manera verdaderamente conspiranóica, pedir evidencia de repente no estaba bien para algunos "escépticos" cuando se trataba de su tipo de feminismo. A partir de entonces, fuimos testigos de cómo un número nada despreciable de autoproclamados "escépticos", "librepensadores" y "humanistas" rechazaban de plano todos y cada uno de los valores de la Ilustración y los principios derivados de ellos.
Algunas de las actitudes y comportamientos por los que yo despreciaba a la Iglesia Católica empezaron a aparecer de repente en el bando ateo: el pensamiento de grupo, el tribalismo, el acoso, las afirmaciones gratuitas, las generalizaciones erróneas, superioridad moral, puritanismo, el doble rasero, cambio de las reglas de juego, caza de brujas e intolerancia hacia cualquiera que se atreviera a dudar o incluso a hacer preguntas. Se convirtió en una bola de nieve muy rápido, y desafió mi capacidad de sorpresa.
Si te parecía preocupante que la libertad de expresión se viera peligrosamente coartada y que ni siquiera fuera posible invitar a salir a una persona que te pareciera interesante sin que te acosaran y todo Internet se fundiera en un drama, no te preocupes, los únicos que se preocupan por la libertad de expresión son los supremacistas blancos (ellos se burlaban llamándolo "Freeze Peach"). Si te preocupaba que la gente fuera etiquetada injustamente como neonazi, una de las peores cosas que se puede llamar a alguien con escasa o ninguna evidencia, ten por seguro que era mejor dejar que 99 inocentes fueran etiquetados erróneamente como algo atroz en lugar de arriesgarse a que el único monstruo real no fuera identificado, intimidado, su informacion privada hecha pública, que fuera acosado e incluso golpeado; alternativamente, se te diría que nadie es acusado erróneamente de coquetear con la supremacía blanca: si alguien era acusado de ello, probablemente se lo merecía, así que no importaba de todos modos, porque de esta manera ningún supremacista blanco (presente ¡o futuro!) podría escapar de ser identificado. Si señalabas que, por muy viles que fueran, esas opiniones no justificaban responder con violencia, te explicaban que las palabras y tener una opinión equivocada equivalían a algún tipo de violencia que cumplía los criterios para ser expulsado de los "espacios seguros" con el viejo sándwich de nudillos. Cuando señalamos que las palabras no son violencia, se nos acusó de negar la "experiencia vivida" de los demás. Si replicabas que las experiencias vividas, por muy profundas que sean, son subjetivas y, por lo tanto, no son una buena base para establecer normas para tratar a los demás, y que, en cambio, la objetividad ha funcionado hasta ahora y ha tenido bastante éxito a la hora de crear sociedades relativamente ricas y menos injustas, además de permitirnos ir a la Luna y conectarnos con todo el mundo a través de Internet, entre otras cosas, te dirían que todos estos logros se construyeron sobre el colonialismo y que Estados Unidos es lo peor que le ha pasado a la humanidad (o que la objetividad y la lógica son parte de la caja de herramientas de los supremacistas blancos [?]). Si te atreves a señalar que estás de acuerdo en que Estados Unidos/Occidente está lejos de ser perfecto, pero que no es peor que, por ejemplo, los regímenes teocráticos actuales, te dirán que estás siendo insensible y racista. Si respondieras que el islam no es una raza, te dirían que los intolerantes utilizan la religión como un sustituto de la gente morena. Entonces dirías que no debería importar mucho, ya que los derechos son para las personas y no para las ideas, así que, mientras todos reciban el mismo trato, la gente estará protegida independientemente de su color de piel, sólo para que te griten, porque acabas de ofender a poblaciones históricamente oprimidas con tu daltonismo político. Si señalaras que la gente tiene derecho a ser ofendida, pero nadie tiene derecho a no serlo, te dirían que tratar a todo el mundo por igual es una forma de intolerancia (y, de nuevo, parte de la caja de herramientas de los supremacistas blancos), ya que los derechos de la gente dependen de lo que hoy entendemos como una especie de puntaje de victimismo, en lugar de las protecciones universales que las ideas de la Ilustración otorgan a todo el mundo por el mero hecho de formar parte de la especie Homo sapiens.
No sé cómo hacer más palpable que, a cada paso, esta gente daba la espalda a los valores e ideales de la Ilustración, como la individualidad, la libertad de expresión, la libre investigación, la libertad de conciencia, el Estado de Derecho y la igualdad.
Para cuando todos estos intentos de conversación terminaron, el Nuevo Ateísmo y buena parte de las grandes carpas escépticas y humanistas ya estaban hechas pedazos, y los diferentes grupos resultantes podían situarse en uno de los dos bandos: los que seguían adhiriéndose a los valores de la Ilustración y los que no. De ahí la Grieta Atea.
A mí me parece bastante evidente que no se puede tener un activismo laico eficaz sin libertad de conciencia, libertad de expresión o libre investigación; por lo tanto, todo el esfuerzo de Atheism Plus fue un oxímoron desde el principio. Sin embargo, en los años transcurridos desde la grieta, he visto a casi todas las organizaciones ateas y escépticas en paises anglosajones —con las posibles honrosas excepciones de Atheist Ireland, ExMNA, Atheist Republic y FFRF— caer bajo el encanto de la "justicia social".
Claro, mucha gente que se identifica como atea ahora es bastante crítica con la justicia social. Eso es porque las únicas personas que permanecen en el movimiento ateo son las que no participaron en la transformación masiva hacia la justicia social. No es una contradicción decir tanto "La mayoría de los paganos que se ven por ahí hoy en día se oponen realmente al cristianismo" como "¿Qué pasó con todos los paganos que había antes? Todos se hicieron cristianos".Cuando Daniel Galarza Santiago dice que nunca habia visto que nadie además de mí afirme que la Justicia Social secuestró y destruyó el movimiento ateo, lo que está revelando es que ni siquiera se molestó en investigar si alguien más lo estaba diciendo.
Alguien debería exponer este caso de forma más exhaustiva, pero lo más destacado será sin duda toda la discusión en torno a Atheism Plus, la marca de una combinación de "ateísmo más justicia social" que en pocos años se convirtió totalmente en justicia social
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En el transcurso de una semana, obtuvo artículos elogiosos en la prensa convencional, desde el New Statesman hasta Salon y The Guardian (consideren lo extraño que suena hoy en día que un post de un blog ateo de nivel medio dé lugar a un montón de artículos de la prensa convencional) y el apoyo de las principales celebridades de los blogs ateos.
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El famoso blogger ateo PZ Myers abrazó la nueva etiqueta y dijo que "el ateísmo debería ser un movimiento social progresista además de ser una posición científica y filosófica"
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No quiero insistir demasiado en esto. No tengo una gran idea de cómo se desarrolló esta época, ya que fue más o menos cuando dejé de seguir todos los blogs y foros ateos por el bien de mi propia cordura, pero mi impresión es que algunos de los Atheism Plussers admitieron más tarde que se pasaron de la raya y abandonaron esa marca en particular. Pero la brecha que el incidente puso de manifiesto (no creada, pero sí puesta de manifiesto) se mantuvo. Por lo que sé, al final los ateos contrarios a la justicia social se marcharon a YouTube o a algún sitio horrible como ése, mientras que la mayoría de los miembros famosos importantes del movimiento de cara al público se convirtieron muy gradualmente en bloggers de justicia social.
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Ya no es "blogs sobre ateísmo". Es "blogs sobre justicia social escritos por ateos". Todo el movimiento ateo es así.
Un post que recuerdo claramente, pero que ya no puedo encontrar, era un llamado entusiasta a los ateos para que se pasaran a los blogs sobre justicia social. Decía algo así como "En lugar de ensayar los mismos argumentos cansinos a favor o en contra de la existencia de Dios, es hora de formar parte de la lucha por el progreso y la igualdad".
Ojalá pudiera encontrarlo, porque el sentimiento que expresa es tan extraño que me preocupa que no me crean cuando digo que existe. Como, sí, los argumentos a favor y en contra de la existencia de Dios son viejos y cansados. Igual que, por ejemplo, los argumentos a favor y en contra de las restricciones al aborto. Pero si un día todos los principales activistas a favor del aborto se pusieran de acuerdo entre ellos en que el movimiento a favor del aborto consiste realmente en detener el Brexit, y publicaran mensajes de apoyo como "Estamos cansados de que nos conozcan como esos aburridos entrometidos que hablan de los fetos esto y el derecho sobre tu propio cuerpo aquello, cuando millones de personas podrían verse perjudicadas por la desacertada y chapucera salida de Gran Bretaña de la Unión Europea" —y si a partir de ese día NARAL y Planned Parenthood fueran organizaciones 100% relacionadas con el Brexit— seguramente nos parecería extraño. Seguramente pensaríamos que tiene que estar pasando algo más profundo.
Pues bien, para hablar de todos estos temas hace unas semanas estuve en la Fundación Juan March (Madrid) participando en el debate “Mitos y realidades en torno a la salud y la alimentación”. También participaron Alfredo Martínez, catedrático de Nutrición y Bromatología de la Universidad de Navarra, y los prestigiosos periodistas Antonio San José e Íñigo Alfonso.
Durante una hora analizamos las características de una dieta sana, los alimentos que nos protegen, los alimentos problemáticos o la influencia de la industria alimentaria en una buena alimentación, entre otros temas. Fue un evento sumamente interesante que quedó registrado en este podcast que hoy les traigo a Scientia y que pueden escuchar pinchando en la siguiente imagen. Espero que les guste.
Jose
]]>El mensaje prioritario sigue siendo que los potenciales beneficios superan los riesgos pero ¿hasta qué punto es así? ¿No sería mejor esperar a que haya otra vacuna disponible (Pfizer, Moderna u otras) y con menos efectos adversos identificados?
Voy a intentar hacer unos cálculos aproximados y orientativos, que nos ayuden a tener más clara la situación, a conocer la magnitud de las cifras de riesgo y que nos puedan ser útiles a la hora de tomar decisiones. Para ello me voy a basar en los resultados de la investigación sobre los efectos adversos de AstraZeneca que se ha hecho en el Reino Unido (fuente) y en un artículo sobre el tema de Kiko Llaneras en El País incorporando datos oficiales de España (fuente).
Antes de nada, es importante entender que en este momento no hay disponibilidad para todo el mundo de vacunas diferentes a AstraZeneca y que probablemente no la habrá en bastante tiempo. Es decir, que si no nos ponemos AstraZeneca, habrá que esperar. Y durante esa espera podemos contagiarnos y enfermar de Covid-19. Aunque los riesgos son mucho mayores a edades más avanzadas, existen en todos los grupos de edad, como muestra el último informe oficial que recopila el número de casos graves:
La pregunta clave sería la siguiente: ¿Qué supone más riesgo, ponerse ahora AstraZeneca o esperar un tiempo a que llegue otra vacuna? ¿El riesgo que supone ese tiempo de espera es mayor o menor que el de los posibles efectos adversos de AstraZeneca?
Evidentemente, cuanto más tiempo pasemos sin estar vacunados, más riesgo tendremos de contagiarnos, así que la respuesta dependerá de este periodo de tiempo. Y por otro lado, también dependerá de la incidencia de Covid-19 en ese momento. Cuanto más casos haya, más riesgo tendremos de contagiarnos.
Pues bien, empecemos con los cálculos.
Pensemos en una incidencia baja-moderada, de unos 500 casos mensuales por cada 100.000 habitantes (equivale a cerca de 8000 casos diarios en toda España), que es aproximadamente la que hemos tenido durante los últimos días:
Haciendo los cálculos para esta situación, en la siguiente tabla se pueden ver los riesgos comparados, por cada 100.000 habitantes y segmentado por grupos de edad. A la derecha los casos de todos los efectos adversos graves de la vacuna de AstraZeneca (según datos menos favorables). Y en el centro los ingresos en UCI por Covid-19 entre no vacunados tras un mes, dos meses, tres meses.... hasta 12 meses:
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Javier, amigo desde hace años, también es presidente de la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada (IUPAC),la prestigiosa organización que gobierna la Química internacional. Sinceramente, no conozco nadie mejor que Javier para hablar del futuro de la química, la reina de las disciplinas científicas (ahí lo dejo). Espero que les guste.
Jose
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