Curso 2004/05
Sociología, complemento de formación.
Licenciatura en Criminología
Vida cotidiana
Toni y Margarita van a cenar con unos amigos. Ya van con retraso porque han perdido 20 minutos dando vueltas con el coche, intentando
encontrar la casa de sus amigos. Toni, al que ya se le nota muy crispado por la forma de agarrar el volante, conduce muy despacio y
mirando a todos lados. Margarita, sentada a su lado, está estática, sin atreverse a soltar palabra. La velada con los amigos, saben los dos, no ha empezado bien.
Esta es una historia muy normal: la de dos personas perdidas en la ciudad,
incapaces de encontrar la casa de unos amigos. Pero Toni y Margarita
están perdidos en otro sentido, pues, sin saber muy bien ni
cómo ni por qué, están cada vez más
irritados: con la situación, y el uno con el otro.
Podemos ponernos en el lugar de Toni. Como la mayoría de los hombres,
Toni no puede admitir que se ha perdido. Cuanto más tiempo
pasa, más irascible se pone. Margarita también este
punto de estallar, pero por una razón diferente. No entiende
por qué su marido se empeñan en seguir dando vueltas en
lugar de parar y preguntar a alguien. Si fuera ella, ya lo habría
hecho y ya estaría sentada en casa de los amigos con una copa
en la mano.
Pero,¿por qué los hombres son tan reacios a pedir ayuda?.
Los hombres valoran mucho su indeVida cotidianapendencia, y por eso les resulta muy
molesto pedir ayuda (y más, aceptarla). Pedir ayuda implica
reconocer que uno no es del todo capaz de valerse por sí mismo
o reconocer que otros saben lo que uno ignora. Para Toni, es mejor
seguir intentándolo unos minutos más y evitar que sufra
su orgullo.
Si los hombres están más inclinados a ser (o parecer)
autosuficientes y a salvar a toda costa su posición dominante,
las mujeres parecen más predispuestas a cooperar con otras
personas y, a su vez, a pedir cooperación o ayuda de otras
personas. Pedir ayuda no es algo deshonroso para Margarita. Al
contrario, es algo positivo, pues refuerza los vínculos
sociales entre las personas. Para Margarita, parar y pedir
información es algo tan natural como lo es para Toni aferrarse
al volante y seguir intentándolo solo. Pero ninguno de los dos
será capaz de resolver la situación a menos que puedan
(y quieran) ponerse en el el lugar de el otro (cf Tannen, 1990:62).
La significación de la cultura
-¿ y dice usted que al individuo al que mató le había
provocado?
-así fue
-¿ Ofendió a Asiak? ( mujer esquimal)
-Terriblemente.
-¿ Supongo que usted le mataría al tratar de defenderla
de sus requerimientos?
-Ernenek ( el marido) y Asak lo se miraron mutuamente y estallaron en
ruidosas carcajadas.
-No fue así - dijo Asiak, por último.
-He aquí lo que sucedió - explicó Ernenek -.
Había rechazado nuestros ofrecimientos a pesar de ser nuestro
invitado. Hasta llegó a despreciar el manjar más
antiguo que teníamos .
-Mire usted, Ernenek, a la mayoría de nosotros, los blancos, no
nos agradan los manjares añejos.
-¡ Pero sí tenía hasta gusanos los frescos! - dijo
Asiak.
-Lo que sucede, Asiak, es que nosotros estamos acostumbrados a comer
alimentos muy distintos.
-Porque nos dimos cuenta de ello - continuó Ernenek - es por lo
que "alguien" deseando ofrecerle alguna cosa que realmente
le agradase, le propulso "reír" con Asiak (tener
trato sexual con ella).
-Deje que se lo explique una mujer - metió baza Asiak-; una
mujer lavó su pelo, lo frotó con sebo, se embadurnó
la cara con grasa de ballena y se rascó con un cuchillo hasta
quedar limpia, todo ello tratando de parecer educada.
-Si
-gritó Ernenek, levantándose-, ¡se acicaló
expresamente para el! ¿y qué hizo el hombre blanco?
¡le volvió la espalda! ¡aquello ya era demasiado!
¿Puede permitir un hombre que insulten así a su mujer?
Así que alguien agarró a aquél canalla por la
espalda y le golpeó varias veces contra la pared, no con la
intención de matarle, sino sólo de abrirle un poco la
cabeza. ¡La mala suerte hizo que se la partiese del todo! El
hizo lo mismo con otros hombres - interpuso así, haciendo
causa común con su marido-, pero siempre era el muro el que se
rompía primero.
Elhombre blanco dio un respingo.
-Nuestros jueces no van a comprender una explicación
así.¡ofrecer la propia mujer a otros hombres!
-¿Por qué no? a los hombres les gusta y Asiak dice que
esto es bueno para ella. Hace que sus ojos brillen y aviva el color
de sus mejillas .
-¿Es que las personas como usted no prestan sus esposas a otros
hombres?
-preguntó a Asiak.
-¡Qué más da! lo que sucede el que esto no se
considera como una cosa digna.
-¿Lo que es indigno de un hombre que se niegue a ello!
- dijo Ernenek con gran indignación
- y todo el mundo prefiere prestar a la esposa antes que
cualquier otra cosa. Si un hombre
presta su trineo se lo devolverán destrozado; y si presta la
sierra le faltarán luego varios dientes; si los perros,
regresarán a casa arrastrándose de tan agotados; pero,
por mucho que uno preste a la propia mujer, siempre se conservará
nueva.
(Hans Ruesch, Top of the World, Harper & Row, Publishers, Incorporated,
Nueva York, 1950; Pocket Books, 1951, págs. 87-88).
Los Papalagilagi. Pastanaga ediciones. Barcelona 1977
Donde se congregan todas las chozas que ellos llaman una ciudad, allí
la tierra está tan desnuda como la palma de vuestra mano y
ésta es una de las razones por las que a los Papalagilagi se
les han ablandado los sesos y juegan a ser el Gran Espíritu en
persona, para no pensar en todas las cosas que han perdido. Porque
están despojados y porque su tierra se ha vuelto tan triste es
por lo que coleccionan cosas como un loco colecciona hojas muertas y
llena su cabaña con ellas hasta que todo espacio libre que ha
ocupado.
Los Papalagi son pobres porque persiguen las cosas como locos. Sin cosas
no pueden vivir en absoluto. Cuando han hecho un objeto del caparazón
de una tortuga, usado parar arreglar su cabello, hacer un pellejo
para esa herramienta, y para el pellejo hacen una caja y para la caja
hacen una caja más grande. Todo lo envuelven en pellejos y
cajas. Hay cajas para los taparrabos, para telas de arriba y telas de
abajo, para las telas de la colada, para las telas de la boca, y
otras clases de telas. Cajas para las pieles de las manos y las
pieles de los pies, para el metal redondo y el papel tosco, para su
comida y para su libro sagrado, para todo lo que podéis
imaginar. Cuando tan sólo una cosa sería suficiente
hacen dos. Cuando entras dentro una cabaña europea para
cocinar, ves tantos recipientes y herramientas para cocinar, que es
imposible usarlos todos a la vez.
Por eso cree que cuando os cuento que gente en Europa que presiona un
palo de fuego en sus frentes y se matan. Porque prefieren no vivir
ser forzados a vivir sin cosas.
Cuantas más cosas necesitas mejor europeo eres. Es por esto por lo que
las manos de los los Papalagi nunca están quietas, siempre
están haciendo cosas. Esta la razón por la que los
rostros de la gente blanca parecen a menudo cansados y tristes, y es
también la razón a por la que pocos de ellos pueden
hallar un momento para mirar las cosas del Gran Espíritu o
jugar en la plaza del pueblo, componer canciones felices o danzar en
la luz de una fiesta obtener placer de su cuerpos saludables, como
es posible para todos nosotros.
Ahora el hombre blanco quiere hacernos ricos trayéndonos todos sus
tesoros, sus cosas. Pero esas cosas son como flechas envenenadas que
matan a aquellos en cuyo pecho se han introducido. Una vez oí
por casualidad a un hombre que conoce bien nuestras Islas decir: "
vamos a forzar nuevas necesidades en ellos". Las necesidades son
cosas. Y el sabio dijo más: "entonces podemos ponerles a
trabajar también fácilmente".
Descubrir América por Carlos Fresneda
Revista Integral marzo de 2000
El precio de la prosperidad
Los americanos despidieron la década de los 90 con la etiqueta de
la "de cada de la prosperidad". Es ahora, tras la resaca
fin de fiesta, cuando empiezan a descubrir el coste social de tan
frenético tren de vida...
Mientras los franceses recortan la semana laboral a las 35 horas, los
americanos navegan en sentido contrario y supera ya el listón
de las 47. La devoción enfermiza con el trabajo se convierte
en el deporte nacional: la gente presume la jornada para maratonianas
de 12 horas en la oficina, más los correos electrónicos
con que se acuestan y se despierta todo lo días desde casa.
Gracias a la revolución tecnológica, no sólo son más
productivos, sino que sumisamente acceden a estar siempre en guardia
y de guardia. Las expresiones 7/24 (abierto durante 24 horas, los
siete días de la semana) es ya el símbolo de la nueva
era del comercio electrónico: aquí no hay quien duerma.
La revista US News llevaba recientemente el tema de portada ("trabajando
más duro que nunca"), ha ilustrado con pesadillas diarias
como las de Chris Strahorn. obligado a dejarse en el tajo hasta 16
horas todos los días, Chris ha decidido instalarse un camastro
de abajo de la mesa de su ordenador y allí duerme la mitad de
la semana. Su compañía se llama nada más y nada
menos que Tomorrow Factory (la factoría del mañana).
Esta en la nueva ética del trabajo que está llamando a
nuestras puertas. Esta en la otra cara de la prosperidad a la
americana ¿estamos dispuestos a comprarla?
Erradicando la homosexualidad de la escuela
¿Cómo se sienten los/as adolescentes gay en Europa? mucho/as jóvenes
entre los 14 y los 21 años, que por lo general parece que
saben que son homosexuales desde edades relativamente tempranas,
encuentran que sus experiencias y sentimientos son totalmente
ignorados en su período escolar. Dentro del ámbito de
la sociología se han sugerido cuatro mecanismos que hace que
la situación de gays y lesbianas en los centros educativos sea
particularmente difícil.
El primero de ellos es el currículo oculto que no sólo
reproduce los roles convencionales de género en el aula, sino
que tiende a reforzar la heterosexualidad. En algunos centros han
intentado introducir textos con contenidos gays, pero estos intentos
han resultado por lo general controvertidos. La ley británica,
por ejemplo, condena explícitamente "el fomento de la
homosexualidad" en las escuelas.
Un segundo aspecto tiene que ver con la ausencia de referencias a
homosexuales en las escuelas que puedan servir de modelo para los
jóvenes que sientan esta orientación sexual. A menudo
las autoridades educativas ponen objeciones a que se sepa que un
determinado profesor o profesora es gay o lesbiana, o a que se
discutan abiertamente las cuestiones relacionadas con ser homosexual.
No obstante, es precisamente esta "manifestación abierta
" lo que los jóvenes gays necesitan para cuestionar la
presunción de que todo el mundo es heterosexual, así
como para tener acceso a adultos con los que poder discutir sus
sentimientos homosexuales.
Un tercer aspecto en la socialización entre los jóvenes.
Después de la pubertad la cultura juvenil concede una gran
importancia a salir con miembros del sexo opuesto, una forma
demostrar, además que uno es "normal".
Existe por fin un cuarto mecanismo que se pone en marcha si todos los demás
fallan, la respuesta homofóbica, el acoso por parte de
profesores y alumnos, frente a aquellos estudiantes que se
manifiestan abiertamente homosexuales. En un estudio llevado a cabo
en Londres se encontró que la mitad de los encuestados que
había manifestado su orientación sexual mientras
estaban todavía en el instituto, habían sufrido
agresiones de distintos tipos: palizas, insultos, o simplemente,
aislamiento social. Uno de estos chicos lo describe de la siguiente
forma:
El choque emocional más fuerte fue cuando entré en la
escuela secundaria y me di cuenta de que insultos como "maricón"
se emplean habitualmente, después caí que yo era uno de
esos pervertidos asquerosos y ruines, y por lo que yo sabía
el único (Burbidge y Walters, 1981).
Este tipo de comportamiento homófobo no sólo tiene lugar en
los centros educativos. Los jóvenes que se atreva a manifestar
abiertamente su homosexualidad se exponen al rechazo de sus familias,
a la posibilidad de perder su empleo, y a ser objeto de burlas o
incluso de violencia física. Todas estas siguen siendo
posibilidades reales para quien se atreva a romper con la presunción
heterosexual.
Para seguir pensando en este tema
1.Trate de recordar su propia experiencia en el colegio o instituto.
¿se mencionó la homosexualidad algún momento? si
así fue, ¿se trató de una mención
positiva o negativa?
2.¿Conoció a un Gay o lesbiana mientras estuvo en la
escuela? si así fue ¿y cómo fue su relación
con ella o él?
Carol Gilligan: socialización y autoestima de las niñas
Carol Gilligan, una psicóloga de la educación de la
universidad de Harvard, se ha dedicado a estudiar el desarrollo de la
personalidad de las niñas y adolescentes. Su objetivo era
corregir el sesgo de las investigaciones anteriores, en las que se
estudiaba el desarrollo de la personalidad observando las actitudes y
comportamientos de los niños. Sus investigaciones le llevaron
a pensar que los niños y las niñas utilizan distintos
criterios de sus valoraciones morales.
En una investigación más reciente, Gilligan ha estudiado
la evolución de la autoestima. Su equipo de investigación
entrevistó, a lo largo un período de cinco años,
a más de 2000 chicas entre los seis y los dieciocho años
de edad. Los datos parecen mostrar que hay una pauta muy clara: en
las edades más tempranas las niñas tiene una gran
confianza en sí mismas y un alto nivel de autoestima, que
tiende a reducirse en la adolescencia.
¿A qué se debe esto?, Gilligan piensa que se debe a factores
culturales. En la cultura occidental, el ideal de la mujer es el de
una persona paciente, dispuesta y bondadosa. También, y a
medida que van progresando en la escuela, aumenta la proporción
de profesores en perjuicio de las profesoras. De este modo, las niñas
van descubriendo que la mayoría de los roles de autoridad los
desempeñan los hombres. Ya en la adolescencia, las chicas se
esfuerzan por recuperar la autoestima que tenían diez años
antes.
Todo esto se hizo evidente un día en que Gilligan y sus
colaboradores presentaron los resultados de su investigación
en una de las escuelas que habían seleccionado para su
investigación. Muchas de las niñas que habían
colaborado en la investigación querían que su nombre
apareciera en el libro. La mayoría de las adolescentes, por el
contrario, no quería. Les horrorizaba que se hablara de ellas.
Fuente: Gilligan, 1990 y Winkler, 1990
¿En qué medida somos libres?
A lo largo de este capítulo, hemos tocado tema central: la
sociedad tiene una influencia enorme en nuestra forma de pensar, de
sentir y de actuar. Si esto es así, ¿puede decirse que
somos libres?
Existen muchas respuestas a esta pregunta. En un extremo, están
aquellos que piensan que la sociedad ejerce tal poder sobre los
individuos que éstos pierden casi toda capacidad de
iniciativa. Aun así, aquellos que se inclinan por esta postura
tan pesimista piensan que no se debe renunciar a hacer que la
sociedad sea más justa (según, por supuesto, el
criterio de justicia de cada uno ). En el otro extremo están
aquellos que opinan que la sociedad nunca podrá torcer la
voluntad de las personas. O al menos de aquellas personas que tienen
el coraje suficiente para no dejarse vencer. La historia de la
humanidad está llena de ejemplos de personas que, teniendo
todo en su contra, han contribuido a transformar sus sociedades.
En George Herbert Mead, al que ya nos hemos referido ampliamente en este
capítulo, encontramos estos dos puntos de vista. Mead pensaba
que la sociedad ejerce un enorme poder sobre los individuos,
obligados a satisfacer las expectativas sociales que se les imponen
por razón de su género, su edad u otras variables. Pero
también pensaba que las personas no están inermes
frente a este poder, pues dada su capacidad simbólica, siempre
pueden imaginarse otra realidad, otros escenarios sociales; y pueden
reaccionar, individual o colectivamente, para hacerlo realidad.
Brevemente, Mead reconocía que la sociedad ejerce una enorme
influencia en los individuos, pero también reconocía
que la sociedad, no siendo inmutable, no puede cambiar las personas.
A veces podemos caer en la tentación de pensar que somos como
las marionetas, movidas por hilos. Pero a diferencia de las
marionetas, podemos pararnos y empezar a pensar; o podemos coger los
hilos y tirar hasta arrancarlos (Berger, 1963:176). Si tiramos
suficientemente fuerte y durante el tiempo necesario, quizá
podamos conseguir más de lo que habíamos soñado.
Como dijo una ocasión Margarita Mead: " no cometas el
error de pensar que los idealistas nunca podrá cambiar el
mundo. Ellos son la última cosa que lo ha cambiado. "
Para seguir pesando sobre este tema
1. ¿Cree que la sociedad ofrece más libertad a los hombres
que las mujeres? Razone su respuesta.
2. Y si comparamos las sociedades modernas e industriales con la
sociedades más tradicionales agrarias, ¿son los
miembros de un tipo de sociedad más libres que los de otro
tipo?
3. ¿Cómo puede la sociología hacernos más libres?