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Política criminal
El precio de las armas









El fin de la segunda guerra mundial para algunos países suponía el deseo de la lección aprendida, no más guerras y la construcción de sociedades mas igualitarias, con una mejor calidad de vida. Pero lo único cierto y evidente es que la industria armamentística continua creciendo en tecnología y no con propósitos muy "altruistas", precisamente en algunos países se vende este tipo de tecnología al mejor postor sin ningún control o rigor del uso, como también es sabido que algunos países como: Estados Unidos, Inglaterra, Rusia, etc. hizo hasta hace poco tiempo, de este sector productivo el pilar angular de sus sólidas economías.

Desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial, aproximadamente 30 millones de personas han perecido en los diferentes conflictos armados que han sucedido en el planeta, 26 millones de ellas a consecuencia del impacto de estas armas, y no precisamente por el uso de los grandes buques o los sofisticados aviones de combate, las cuales son los responsables materiales de cuatro de cada cinco víctimas, que en un 90% también han sido civiles (mujeres y niños en particular).

A pesar de representar una parte poco significativa del volumen total del comercio mundial de armamentos, su bajo coste las pone al alcance de una gran cantidad de personas para ser usadas en guerras civiles y en conflictos étnicos, o para fines ilícitos y criminales, aumentando la inseguridad de las ciudades y rearmando a toda clase de bandas, grupos paramilitares, mafias, clanes y guerrillas, e incluso tienen una gran aceptabilidad, que en no pocas ocasiones los medios de comunicación han registrado autenticas masacres en centros escolares, o lugares públicos, lo que permite hacer un registro aproximado en la siguiente afirmación: en cada año más de medio millón de personas muere víctima de la violencia armada, lo que equivale a una persona cada minuto.

Siguiendo la definición establecida por las Naciones Unidas, por armas ligeras se entiende normalmente: todo tipo de armas convencionales que puedan ser transportadas por una persona o por un vehículo ligero, pudiéndose dividir a su vez en "armas pequeñas" diseñadas para uso personal (revólveres y pistolas, rifles y carabinas, ametralladoras ligeras, rifles de asalto y ametralladoras de pequeño calibre), y "armas ligeras" diseñadas para el uso de varias personas (ametralladoras pesadas, lanzagranadas, cañones antiaéreos portátiles, cañones anticarro, lanzadores portátiles, misiles contra carro)

El impacto que tiene el descontrol de estos arsenales de armamento en algunos países, deja evidencia de que se incrementa la inseguridad, la muertes violentas por el uso de armas, como se constata y se refleja en los diarios con gran estupor cuando se producen este tipo de actos violentos.

Por citar algunos ejemplos: México ocupa el primer lugar a nivel mundial en cuanto al número de secuestros, seguido por países como Irak, Chechenia, Ecuador, Brasil, Haití, Sudáfrica, Trinidad y Tobago, Venezuela, Colombia e India, reveló un análisis del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados de México.

Si sumado a esta problemática encontramos otros factores también determinantes como son los altos indices de impunidad que se da bien por el lento actuar de las autoridades judiciales, por legislaciones en política criminal deficiente, infraestructuras y tecnología precaria para combatir el crimen, bajos índices de escolaridad en la población y pocas oportunidades, pues he aquí los ingredientes perfectos para la fórmula perfecta que arroje resultados dramáticos en los índices de criminalidad.

Provocando casi siempre que la sociedad entre en un círculo del miedo, el temor a denunciar por qué se agrava su situación y en el peor de los casos el agresor termina impune ante la ley; lo que favorece entonces estas situaciones es que las bandas se organicen y reclamen ciertos espacios como su propiedad en donde imponen su ley amparados en el poder que les da las armas que cada vez son mas sofisticadas y los hace más agresivos.

Pero resulta irónico que quienes se compran un arma bajo el argumento "para la defensa de la vida", cansados de tanta inseguridad les resulta ser "un arma de doble filo", porqué quien tiene un arma ante alguna situación en que se ve desbordado por la rabia o en la que se siente sometido a una situación de injusticia , termina entonces tomando la justicia por su propia mano, con consecuencias penosas y lamentables penalmente y personalmente a posteiori, como se suele registrar en las estadísticas de los institutos de medicina legal en la mayoría de los países.

Los accidentes y muertes por armas de fuego en los hogares también incrementan las estadísticas de causas de muerte violenta, y es que en la sociedad actual donde las agresiones físicas el culto a la ley del más fuerte son mensajes cotidianos que reciben los menores a través de los diferentes medios; inciden en que muchos profesores/as sean víctimas del deterioro de las reglas más elementales de convivencia, y si los padres de alumnos se suman a esta ola de violencia, la crisis puede ser imparable para la sociedad presente y las futuras generaciones.

Y es que cuando se olvida que la escuela no sólo sirve para transmitir conocimientos, sino también -muy especialmente- para educar en los valores propios de la convivencia en paz y en libertad, siendo estos los pilares de la formación integral de la persona, por ello el fracaso en la transmisión de estas reglas elementales es una fuente segura de desarraigo y de criminalidad potencial. Es por esto que los poderes públicos tienen que exigir el cumplimiento estricto de las normas por parte de todos los ciudadanos e incluso a veces tomar decisiones "antipopulares" para algunos como es la restricción total de toda arma en la población civil, o el registro de los bolsos en las entradas de los institutos.

Legislaciones muy restrictivas y el continuado control en el manejo y porte de armas, permiten mayor control de estos elementos,lo que sin duda alguna repercute en ambientes de más tolerancia, reducción de altos indices violentos, no con ello afirmo que desaparezca la criminalidad, pero si se reduce el acto violento como tal con el uso de estos artefactos.

La sensibilización a la población civil para que no haga uso armas, y la denuncia con incentivo de recompensa y el deber ciudadano es importante dentro de las estrategias preventivas, igualmente las campañas de desarme dirigidas a a bandas organizadas, no funcionan si no hay un seguimiento y una estrategia a nuevas alternativas ocupacionales o vocacionales. El control sobre el mercado negro de armamento debe contemplar la posibilidad de que no prescriban estos delitos y precisamente la acción acompañada del arma sea la circunstancia agravante a la hora de valorar la pena; el control de las armas debe ser una política de estado, firme y contundente en la legislación para prevenir estos delitos, ello requiere de un gran despliegue de recursos, fisicos, técnicos y humanos en los cuales vale la pena invertir, para obtener resultados positivos que sin duda alguna se reflejarán dentro de las comunidades en una mayor seguridad






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