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Artículos: Religión, ICAR, ética, embriones

Ética Embrionicista I

O algo así. Es lo que nos quiere vender el inefable padre Camino.

Ay, el padre Juan Antonio Martínez Camino (necesito un párrafo para el personaje, así que aguántense). El sandunguero vocal de la Confe es mosén locuaz y siempre digno de ser escuchado, aunque a veces sea difícil entenderle. Y aunque la liara la semana pasada cuando apareció con el asunto de la opinión de la Iglesia con lo del alto el fuego, cuando resultó que no era portavoz de toda la Confe propiamente dicha, sino del sector menos vasco de la misma y más peperista del ala derecha-derecha. Al tal Blázquez (que aunque Cañizares o este que parece hermano de Paco Clavel y que antes regía la Confe -eso, Roucco Sifredi, que andaba desmemoriado- figuren más sigue siendo el jefe de todos estos chicos con hábitos largos y tan monísimos de la muerte) ni le habían preguntado nada de semejante declaración, y tuvo que salir luego templando gaitas... Si da igual: ya se sabe que el manto de los santos lo cubre casi todo y esas pequeñeces acaban perdonándoselas a los mosenes buenos. También la montó con aquello de que los condones no eran tan malos y al día siguiente dijo justo lo contrario sin sonrojarse ni reconocer la paradoja del asunto... es lo que tiene ser vocal de Entidades Superiores Presuntamente Divinas: la infalibilidad se les supone. Vamos que cualquier día de estos sale del armario y al día siguiente se mete en el mismísimo sagrario. Que es la hostia, el tío. (Cierro el párrafo laudatorio.)

Pues eso, que esta mañana ha presentado un documento de la LXXXVI Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española entitulado Algunas orientaciones sobre la ilicitud de la reproducción humana artificial y sobre las prácticas injustas autorizadas por la Ley que la regulará en España, título digno de cantata de Johan Sebastian Mastropiero. Imagino que discutieron sobre el nombre y decidiéronse por este más corto y no el original que era "Algunas orientaciones sobre la ilicitud de la reproducción humana artificial y sobre las prácticas injustas autorizadas por la Ley que la regulará en España y que va a llevar derechitos al infierno a todos los impíos que se atrevan a votarla, a mentarla o siquiera a pensar en ella, o -ya puestos- a olvidarse de pensar en ella". Lo leo en El País (por cierto, en El Mundo no sé dónde han escondido la noticia a esta hora de la tarde, y tampoco la veo en la portada de Libertad Digitargh, qué cosas). El texto completo lo ha colocado El País en un PDF la mar de histórico.

En la introducción empiezan ya con la andanada:

Introducción

La reproducción humana artificial, llamada generalmente "asistida", goza ya de una amplia aceptación social. Su práctica es legal en España desde 1988. Desde entonces los centros que ofrecen este "servicio" se han difundido prácticamente por toda la geografía española. No son pocos los niños que han llegado a nacer gracias a fecundaciones realizadas en los tubos de ensayo: los llamados bebés-probeta. El primero de ellos que se produjo en España ha cumplido veinte años en 2004.

Da la impresión de que, por fin, la ciencia ha encontrado la manera de proporcionar hijos a quienes no los pueden tener y de eliminar así sufrimientos, sin perjudicar -según se dice- a nadie. Eso es lo que mucha gente piensa. Y sobre la ola de esta opinión favorable, el Gobierno ha llevado a las Cortes una nueva Ley de Reproducción que promete mejorar las perspectivas de curación y de felicidad.

Sin embargo, las apariencias engañan. La opinión políticamente correcta no coincide, en este caso, como en tantos otros, con la opinión científica y éticamente bien fundada. Lo saben los católicos que conocen el Evangelio de la vida y sus implicaciones morales. Y lo saben también todas las personas que se han formado un juicio propio de acuerdo con los datos de la ciencia y los principios de la ética humanista y no siguiendo los eslóganes y las informaciones interesadas de la industria productora de niños y de los laboratorios de investigación biomédica. Todos ellos saben que, a pesar de ciertas apariencias y de los éxitos técnicos conseguidos, la producción de seres humanos en los laboratorios es una práctica que choca con la dignidad de la persona y que trae consigo numerosos abusos y atentados contra las vidas humanas incipientes, es decir, contra los hijos.

Vamos, que hay que avisarlo: la opinión de los españoles es errónea. Porque hay datos "de la ciencia" y principios "de la ética" que niegan el buen rollito que ellos llaman corrección política. Además, la gente está mal avisada, mal informada y sólo unos pocos irreductibles (ellos y su rebaño) saben la realidad terrible, el asalto a la dignidad de la persona, y los abusos y atentados. Como diría la ayudanta de Friker Jiménez, ¡da un miedo que te cagas, Camino!.

En cualquier caso, introducidos y avisados quedamos, pero sobre todo, quedamos a la espera de que el documento explique esa terrible realidad, así que vayamos a ello:

1. ¿Por qué es contraria a la dignidad de la persona la producción de seres humanos en los laboratorios?

Hablamos de la dignidad de la persona para expresar el valor incomparable de todo ser humano. Las personas valen por sí mismas; son insustituibles: no podemos ponderar su valor comparándolas con otras personas ni, mucho menos, con cosas. Por eso decimos que la persona es siempre sujeto, fin en sí mismo, y nunca objeto o medio para otro fin. A diferencia de las cosas, las personas no valen más unas que otras, porque el valor de cada una de ellas es, en cierto sentido, absoluto. Las personas, por tanto, no deben ser tratadas nunca como objetos de cálculo o como puros medios para algo. En cambio, los objetos o las cosas, que son intercambiables entre sí, pueden ser tratados como medios al servicio de los seres humanos.

Pues bien, la acción técnica de producir es apropiada para fabricar objetos, pero es completamente inapropiada para ser aplicada a las personas. Cuando se producen seres humanos en el laboratorio, se comete una injusticia con ellos, porque se les está tratando como si fueran cosas. La dignidad del ser humano exige que los niños no sean producidos, sino procreados.

La procreación es un acto plenamente personal, es decir, que consiste sólo en la unión fecunda de los padres, que se entregan el uno al otro en cuerpo y alma. Por tratarse de una relación puramente personal -no instrumental- la procreación es conforme con la dignidad personal del niño procreado, que viene así al mundo como un don otorgado a la mutua entrega personal de los padres y no como un producto conseguido por el dominio instrumental de los técnicos.

Producir seres humanos en los laboratorios no es inmoral porque la técnica o lo artificial hayan de ser valorados negativamente. Al contrario, la técnica y el artificio son, en principio, buenos, como fruto del ingenio humano puesto al servicio del hombre. Toda la medicina es un arte o una técnica, en principio, espléndida. Pero llamar a un ser humano a la existencia es mucho más que un acto médico o un acto técnico. Producir seres humanos en el laboratorio es inmoral, porque la producción no es un acto personal como el requerido por la convocatoria de una nueva persona a la existencia. Es un acto técnico que trata objetivamente a los niños como si fueran cosas y no personas. "Una tal relación de dominio es en sí contraria a la dignidad e igualdad que debe ser común a padres e hijos"1. El grado de inmoralidad es mayor cuando los hijos son producidos quebrando la realidad del matrimonio o completamente al margen de ella.

Afirma el documento, tajantemente, que sólo se pueden crear descendientes follando dos y no más, y además y con entrega del uno al otro cónyge "en cuerpo y alma". Todo lo que se salga de ahí no vale. Por ejemplo, no valdría concebir una persona como resultado de una violación, donde lo de la "mutua entrega personal" no parece funcionar, al menos porque la violada no suele estar por la labor. Tampoco valdría permitir la concepción en el caso de que la pareja no deseara el hijo. Pon por ejemplo unos menores y la tontería de follar sin condón. Según la LXXXVI Asamblea de la Confe, eso parece tan "cosificante" por lo menos como lo que dicen del "producto conseguido por el dominio instrumental de los técnicos". Sin embargo, una y otra vez hemos leído que la Iglesia Católica considera que esos seres humanos concebidos en circunstancias tan poco adecuadas a la ética que ellos mantienen son personas y muy respetables. Por supuesto, cabe pensar que esta doctrina no ha cambiado de la noche a la mañana y que ellos, por supuesto, obispetes avispados, no quieren llevar su fraseología más allá de lo que ellos quieren, es decir, al tema de la reproducción asistida y no a cualesquiera otras formas de reproducción que no casan con su ideal de "familia" (ja ja ja). Ya lo dicen ello: es aún peor todo esto "cuando los hijos son producidos quebrando la realidad del matrimonio o completamente al margen de ella". Serán carcamales...

Por supuesto, daría para mucho eso del valor incomparable de todo ser humano, ellos que establecen claras diferencias de valor en cuanto a género y... en fin. Lo de siempre. No hay nada más patético que comprobar una y mil veces los rotos enormes que presentan esos fundamentos básicos de ética de baratillo que están vendiendo (¡ay, dónde estarán los doctores de la Iglesia, dónde quedaron Balmes y demás, cómo es que no hay alguien que pueda elaborar discursos menos falaces....!) ¿Dignidad de la persona? Daría para mucho...

En el último párrafo ellos mismos se desdicen. No todo lo "artificial" es malo. Claro, porque cualquiera podría recordarles que cualquier terapia es algo "técnico" y no lo "natural"... Ahora no quieren caer en ese error, pero no está de más recordar que con idénticos (falaces) razonamientos, se opusieron en su día a las transfusiones de sangre o a los trasplantes de órganos... Ahora no, hablan de la buena medicina, la que no "produce" seres humanos. Sin embargo, es la misma que impide que el curso natural de los acontecimientos lleve a la muerte a muchos de ellos. Por ejemplo, la medicina cosifica al feto cuando trata a la madre para evitar problemas durante el embarazo, cuando permite que con varias semanas menos de incubación natural un parto adelantado pueda permitir que el niño sobreviva. Lo natural ha sido siempre que un porcentaje altísimo de embarazos acabara en abortos. Y otro porcentaje altísimo de recién nacidos muriera. Son esas técnicas antinaturales, las mismas que se emplean en la medicina reproductiva, las que permiten cambiar el natural curso de la historia de la muerte, más que de la vida.

2. ¿Por qué hay que tratar desde el primer momento al embrión con el respeto que merece
todo ser humano?


La producción instrumental de seres humanos favorece una mentalidad cosificadora de los hijos. Han sido conseguidos como se consiguen las cosas y, casi sin quererlo, se comienza a pensar sobre ellos como si se tratara de algo que se encuentra ahí a disposición del productor para uno u otro fin.

De hecho, la industria productora de seres humanos ha dado lugar, por primera vez en la historia, a la acumulación en los centros de reproducción de un número incalculable de embriones humanos que no van a poder ser gestados por ninguna madre que les dé a luz. Entonces se piensa en la utilidad que puedan tener esos embriones. ¡Signo evidente de la ilicitud de la producción de seres humanos, que los trata como si fueran cosas! Si se respetara la norma básica que dice: "los niños no se producen, se procrean", no nos encontraríamos ante el problema ético y humano, prácticamente irresoluble, de tantos embriones congelados en masa para un destino incierto y, al cabo, casi siempre fatal. Tampoco se practicaría, como suele ser habitual, la llamada reducción embrionaria, es decir, la sustracción de embriones del útero materno cuando resulta que han anidado en él más de los "deseables", ni se desecharía a aquellos que son considerados inadecuados para su transferencia al seno de la madre.

Al embrión humano hay que tratarlo desde el primer momento de su existencia no como a una cosa, sino con el respeto que merece el ser humano. O ¿es que un individuo de la especie humana puede ser algo distinto de un ser humano al que asiste el inalienable derecho de ser tratado como tal? El embrión es un individuo humano diverso de cualquier otro. Los gametos de la mujer y del varón son células de sus organismos respectivos. Pero cuando un gameto masculino y un gameto femenino se unen, en la fecundación, dando lugar al embrión, aparece una realidad distinta del organismo del padre y de la madre que constituye ya un organismo diverso, es decir, un nuevo cuerpo humano incipiente. Y "donde hay un cuerpo humano vivo, hay persona humana, y, por tanto, dignidad humana inviolable."

El Magisterio de la Iglesia enseña al respecto que "el ser humano debe ser respetado y tratado como persona desde el instante de su concepción y, por eso, a partir de ese mismo momento se le deben reconocer los derechos de la persona, principalmente el derecho inviolable de todo ser humano a la vida."

El embrión humano merece, pues, el respeto debido a la persona humana, porque "no es una cosa ni un mero agregado de células vivas, sino el primer estadio de la existencia de un ser humano. Todos hemos sido también embriones."

Olé y Olá... Difícil superar el cúmulo de estupideces de este parágrafo. Afirman que cualquier hijo/a concebido/a por un método artificial ("conseguido como se consiguen las cosas") lo llevarán mal, porque no van a ser considerados "humanos". ¿De dónde sacan tamaña patraña? ¿Conocen estos tarados a alguna familia con hijos que han conseguido con la estimulación artificial o con fecundación in vitro o con cualquiera de las muchas técnicas que existen hoy para dar hijos a quienes la naturaleza no se lo permite? ¿Existe algún estudio que demuestre que esos niños son menos queridos, peor tratados o ...? Por favor, seamos serios. Uno puede intentar colar la "tesis" que sea, pero es que esto ofende a cualquier persona con dos dedos de frente. ¿De qué cojones están hablando realmente?

Lo que sucede es que todo es una excusa para poder entrar en el asunto de los embriones congelados, por ejemplo. Algo que ya sabíamos que les repateaba mucho. Y se tienen que inventar una "dignidad" completamente trasnochada -y de hecho indigna-, una ética en la que no cabe el uso de artificios sino sólo el folleteo con éxito dentro de su matrimonio. Así de claro. Esa estupidez es la base que declaran de obligado conocimiento y cumplimiento para sus fieles. Acusan de paso a todas las familias cristianas que han tenido hijos con estos procedimientos de comportamientos en contra de la ética... Majaderos.

En el segundo párrafo entra en marcha la maquinaria habitual católica de confundir el culo con las témporas, de confundir un hijo con un embrión. Un embrión humano, ¿es realmente "un individuo de la especie humana"? No parece el caso: sólo en el caso de que ese embrión se implante, vaya adelante tras los 9 meses habituales y sobreviva lo será. Leamos con detenimiento: "cuando un gameto masculino y un gameto femenino se unen, en la fecundación, dando lugar al embrión, aparece una realidad distinta del organismo del padre y de la madre que constituye ya un organismo diverso, es decir, un nuevo cuerpo humano incipiente". Ya estamos con el asunto de la magia de birlibirloque de la concepción.

Un problema que, a falta de teólogos escolásticos de los de antaño, no tienen bien resuelto los curitas y sus ovejitas. Porque la realidad es así de terca y por mucho que quieran algo falla. Pongamos que nos creemos eso de la realidad distinta y del individuo en el preciso momento de la conjunción de los gametos (algo que parecen necesitar, aunque no lo comenten por aquí, para dejar a Dios ese momentito de acción -mira que curra poco el tío- y meter el alma inmortal rápidamente antes de que se comience a dividir...). ¿Qué pasa entonces cuando se da el fenómeno, nada raro, de que en la multiplicación de ese huevo se produzcan finalmente dos individuos. ¿Se ha quedado solo uno con el alma, y así sólo uno será realmente persona bautizable? Bueno, como Dios todo lo sabe, ese día trabaja un poco más y rápidamente deja dos almas por el precio de una. Como el Carrefour, pero con humanos, y con método totalmente natural y libre... ¿Que lo que digo es estúpido? Pues claro, es que es de una completa estupidez, porque eso de la individualidad del huevo, de la humanización completa de un embrión recién formado es como querer ver en la hostia el cuerpo y la carne de su señor Jesucristo y que además un análisis bromatológico pudiera decirnos si es de ternera con label de calidad, de porcino o de puramente judío del siglo I.

"Todos hemos sido también embriones". Pues claro (salvo el asunto del nacimiento de Jesús y el de la inmaculada María, que debía ser partenogénesis anómala con cambio de sexo posterior en el primer caso). Lo que pasa es que algunos parecen haberse quedado en un embrionario estado de razonamiento, a la luz de las afirmaciones. Hago notar una cosa: es la confluencia de los dos genomas (del espermatozoide y del óvulo) la que crea "la nueva individualidad" en opinión dogmática de estas lumbreras eclesiásticas... y recordemos que sólo cuando esa mezcla se da en las condiciones adecuadas de presión y temperatura (quiero decir, de coyunda y matrimonio responsable). Dios está en el ADN, decía alguna de estas lumbreras no hace demasiado, y este documento parece refrendar tal idea. Al recombinarse para formar un nuevo genoma, ahí tenemos al individuo.

Pero las técnicas permiten crear ese "individuo" (realmente, ese embrión) con idéntica eficiencia (y al fin y al cabo hasta el ocupadísimo Dios podría llegado el caso pasar por la placa de Petri y hacer el milagrito de ponerle un alma). Es más, las técnicas permiten que ese embrión pueda ser separado en embriones idénticos hasta varios días después, creando muchísimos más individuos. A veces algo así, ya lo comentábamos, sucede de forma natural. La diferencia, una vez más, la remitirán los de la Confe al asunto de la introducción: esa técnica deshumaniza de base y no vale. Y punto.

Lo que me obliga a pensar en qué leches necesitan seguir diciendo tonterías si ya lo habían dicho todo al principio. O conmigo o contra mí. O lo que yo diga, o nones. Y punto. Que para eso somos la jerarquía que recibe la iluminación adecuada de los Entes Supuestamente Divinos. Es en el empeño de intentar pseudorracionalizar una argumentación dogmática en la que tienen que sumergirse en un cúmulo de idioteces y sinsentidos tan notorio. Pero ellos, claro, a lo suyo. Y nosotros, seguimos leyendo:

3. ¿Por qué es infundada y engañosa la definición de "preembrión" que trae la Ley de Reproducción que se está tramitando?

La Ley de Reproducción de 1988 y la de 2003, ya hablaban de "preembrión", aunque sin definir lo que entendían por ello. La Ley que se está tramitando, en cambio, se atreve a decir, en la Exposición de motivos, que "define claramente el concepto de preembrión, entendiendo por tal al embrión in vitro constituido por el grupo de células resultantes de la división progresiva del ovocito desde que es fecundado hasta 14 días más tarde".

El preembrión -dice, pues, el texto legal- es un embrión de menos de catorce días. Pero ¿significa ese límite temporal que el embrión sería durante ese tiempo primero algo realmente previo a él mismo, como parece sugerirse con poca fortuna en esta definición? En realidad no hay base científica ni filosófica para poder afirmarlo.

Los científicos no son capaces de decir qué es lo que pasaría precisamente el día decimocuarto para justificar una especie de salto cualitativo en la realidad embrionaria. Se aduce que ése es más o menos el momento en que deja de ser posible la gemelación; y también, que más o menos desde entonces se incrementa notablemente la viabilidad del embrión, por haberse consolidado su implantación en la madre. Pero ni una cosa ni otra justifican que durante los primeros catorce días nos encontráramos con una fase "pre-humana" del desarrollo embrionario, durante la cual estaríamos excusados de tratar al embrión con el respeto debido a todo ser humano. Se puede afirmar que el embrión antes de la implantación en el útero es individual, pero divisible y, después, será ya individual e indivisible. Aun siendo todavía susceptible de división y menos viable que en fases posteriores, el embrión es, desde su comienzo en la fecundación, un cuerpo humano individual que ha iniciado ya un proceso de transformaciones en las que precisamente consiste su ciclo vital. Los cambios son más acelerados y profundos en los comienzos, como volverán a serlo también en las fases finales del ciclo, pero, se tratará siempre de un único proceso dotado de una continuidad fundamental, porque se trata del cuerpo de un mismo individuo o sujeto: en sus fases embrionaria, fetal, infantil, juvenil, adulta o anciana.

La definición legal de preembrión carece, pues, de apoyo científico y filosófico. De hecho, se trata de una ficción legal que, lamentablemente, tiende a sugerir que, aun después de la fecundación, habría en el desarrollo embrionario una fase no humana, durante la cual el embrión humano no merecería el respeto debido a los seres humanos. Prueba de ello es que el término preembrión está en la actualidad totalmente en desuso dentro de la literatura científica especializada.

Ya llegamos al asunto del preembrión. Un término posiblemente desafortunado, al menos por el juego que ha dado a tanto fetista en los decenios que han pasado tras su creación. En opinión de los fetistas, el término "preembrión" es un simple invento que pretende ocultar la realidad de una vida humana (etcétera etcétera). Por ejemplo, echen un vistazo a este enlace, en donde se afirma que el término fue inventado por Clifford Grobstein en 1979, para el Comité de Ética del Journal of Fertility and Sterility. El autor del texto, C. Ward Kischer, afirma que ese término fue rechazado para su inclusión en la Terminologia Embryologica de la Asociación Estadounidense de Anatomía. Kischer es profesor emérito de biología celular y anatomía, especialista en Embriología Humana de la Univ. de Arizona y presidente de la American Bioethics Advisory Commission, organismo bien conocido por su oposición a la investigación con células madre embrionarias y etcétera etcétera. Por cierto, que la ABAC tiene declaraciones sobre el tema.

Por seguir con el asunto de los preembriones, en la revista Human Reproduction hay también varios artículos sobre el tema. Por ejemplo, (en PDF) "The moral status of the pre-implantation embryo" es una declaración de la European Society of Human Reproduction and Embryology. La web de esta sociedad contiene información interesante sobre el asunto.

Yendo a lo concreto: se toma el punto de 14 días, que es cuando el huevo pasa de reproducirse exponencialmente (por cierto, que las células exteriores se perderán, pues forman una envoltura del huevo, el trofoblasto) a diferenciar células y formar la línea primitiva -a partir de ese momento no se producirá gemelación . Hasta ese momento todas las células son totipotentes y se podrían obtener tantos individuos como células existen. Así que si consideramos una tecnología posible, lo cierto es que el preembrión no es UN individuo, sino CIENTOS de ellos. Ya puestos, la naturaleza es realmente asesina, porque de esos cientos de individuos que se podrían obtener adecuadamente, sólo se obtiene uno. Y no siempre... El argumento de Grobstein era, precisamente, que hasta que comienza la diferenciación no se puede hablar de un "individuo", y por lo tanto no hay UN embrión, sino un preembrión. Esto es lo que le pone de los nervios a la gente como Kischer. Y llevan discutiendo sobre lo mismo desde hace casi treinta años.

(Por cierto, en algún enlace, como éste de Bioeticaweb, atribuyen lo del preembrión a la escritora Penelope Leach. Aun así, ahí se puede encontrar algo de la discusión: afirman que ANTES de los 14 días hay diferenciación (lo que es cierto), con lo que el argumento principal es el de la gemelación.)

Volviendo a lo que comenta el parágrafo tercero, vemos que la Confe da por cierto la argumentación de Kischer y otros. Bueno, al menos aquí es cierto que se ha podido suscitar cierto debate entre los científicos. Pero ojo, dista mucho de ser un debate relevante en el conocimiento científico y de hecho las asociaciones principales de expertos dan por bueno el criterio de Grobstein. No es raro, pues, que con ese consenso científico, los redactores de la ley española (como de otras leyes) adopten el término de preembrión. El párrafo tercero de este parágrafo establece la falacia de confundir los contenidos de manera aviesa: los científicos hablan de "preembrión", no de "pre-humano", eso se lo inventa la Confe para seguir con su discurso. Y, de paso, confundiar a la gente con una falsa controversia en lo científico y con una falsísima controversia en lo filosófico. No es una "ficción legal", sino un término adecuado para describir una época de desarrollo determinado tras la concepción. Una época, además, que se repite como si fuera magia si nos dedicamos a separar las células del blastocisto unas de otras: cada una de ellas puede generar un nuevo blastocisto (todos ellos, eso sí, con el mismo genoma).

Quizá el hecho científico que más descabalga a cualquier teoría pseudocientífica y pseudoética del asunto (como la que presenta la Confe) es el hecho de la existencia de células totipotentes, que convierten al "proceso natural" en algo más complejo de lo que permitía una teología reduccionista y evidentemente acientífica como es la cristiana. Es un hecho que sorprendió a los científicos, pero sobre todo, descabalgó el asunto desde el punto de vista metafísico en un nivel básico. No se han repuesto del tema, carecen aún de una adaptación suficiente y, ante ello, patalean.

(Un paréntesis para tomar aire: comencé el texto pretendiendo hacer un comentario jocoso y malino, pero me he ido liando. Y ahora me da no sé qué parar... ya saben lo de mi blogorrea. Sigo pues, y cierro paréntesis.)

4. La nueva Ley de Reproducción ¿autoriza la producción de embriones humanos también para la investigación y para la industria y no sólo para la reproducción?

Sobre la base de la ficción legal del "preembrión", la Ley de reproducción que se prepara en las Cortes priva al ser humano incipiente de la protección legal que una legislación justa le debería dar. Los derechos fundamentales de esos seres humanos, incluso el derecho a la vida, no son tutelados por esta Ley, que, por tanto, no puede ser calificada más que como gravemente injusta.

La Ley no pone límite eficaz alguno a la producción de embriones en los laboratorios. Eso significa que muchos de ellos serán destruidos enseguida y muchos otros serán congelados. No se da una respuesta ética real al problema de la acumulación de embriones humanos en los tanques de congelación de los laboratorios, los llamados "embriones sobrantes". Pero se facilita una salida falsa al problema abriendo, por así decir, la veda a la utilización de los embriones congelados para fines de investigación e incluso industriales.

En efecto, esta Ley, a diferencia de lo previsto por la Ley de 1988, que prohibía la producción de embriones humanos con un fin distinto que el de la reproducción, de hecho fomenta la producción de embriones con otros fines. Porque, además de no establecer límite eficaz ninguno a su producción, tampoco pone condición ninguna para su utilización como material de investigación, fuera del eventual consentimiento de los progenitores en algunos casos. Por ejemplo, al eliminar la obligación de congelar los embriones no implantados en el útero, podrán ser utilizados en fresco con este fin, es decir, inmediatamente después de haber sido producidos, con independencia de que estén vivos y de que sean viables. También se elimina la obligación, impuesta por la Ley de 1988, de demostrar que la investigación que se va a hacer con embriones humanos no pueda realizarse en modelos animales.

En definitiva: el embrión es considerado como un mero material biológico, un mero agregado de células sin dignidad humana. Y recibe una tutela legal menor de la que se les otorga a los embriones de ciertas especies animales protegidas.

Por eso, según el texto legal en preparación, tampoco se prohíbe comerciar con preembriones o con sus células, así como su importación o exportación, ni utilizar industrialmente preembriones, o sus células, ni utilizar preembriones con fines cosméticos o semejantes. Todo esto constituían faltas graves en la Ley de 1988. En la actual desaparece esta tipificación, es decir, que todo ello pasa a ser algo permitido. Por otro lado, se permite expresamente la unión de células germinales humanas con las de animales, es decir, la creación de las llamadas quimeras o híbridos interespecíficos con la finalidad de ensayar con ellos.

Las barbaridades se van acumulando. Demos por cierto que la Ley en discusión admite la investigación con preembriones, y de hecho, es algo que, vistas las expectativas de avance de la ciencia en lo referente a células madre, parece muy juicioso, por los beneficios que puede aportar en la resolución de enfermedades reales de los individuos reales, de las personas. Pero sólo si aceptamos su "dogma" de que esos blastocistos son Ferminicos o Caminitos o Julianitas, que están comenzando a andar su camino en este valle de lágrimas y que merecen poder llegar a sentarse a la derecha del Padre, es creíble lo que cuentan. Sólo si nos creemos su ficción fetista, o preembrionista, o como se pueda llamar a tal pretensión absurda y arbitraria, se plantea dilema ético en los términos que ellos lo plantean.

Lo que no dicen es que la ley es muy cuidadosa con los usos de esas células, y que la investigación sobre el tema estará tutelada por comités éticos. No es un material de laboratorio sin más, sino uno al que se trata con especial dedicación y sentido. Incluso más de lo que parece razonable: me parece que el asunto de la clonación reproductiva que queda expresamente relegado no es más que una concesión a quienes quieren ver demonios donde no los hay. Estas semanas he tenido oportunidad de hablar del tema con expertos en reproducción asistida y todos ellos (no es una muestra significativa, es lo que me he encontrado) están a favor de la clonación reproductiva como un método que en el futuro podría añadires a las técnicas reproductivas actuales. Y punto. Estoy con ellos.

Por supuesto, y es algo que se recogía en las notas informativas de la presentación del padre Camino, el comentario de la protección a los embriones de especies protegidas es simplemente extemporáneo. Y falaz. Una simple mentira muy estrepitosa para que la gente se eche las manos a la cabeza. ¡Fïjate, lo hacen con niños y no pueden hacerlo con los linces... serán impíos...!

El hecho de que la ley amplíe los ámbitos y corrija los errores de la del 98 no es para rasgarse las vestiduras, sino para agradecer (y de paso olvidar la estupidez obstruccionista que coló hace cuatro años el PP en su lugar). Simplemente, los hechos y las posibilidades actuales superan con mucho lo que nadie podía imaginar en 1998, y es comprensible que el legislador atienda ahora a cuestiones que están ya aquí (investigación con células madres) o que pueden estar a la vuelta de la esquina. Como nota curiosa, es interesante que el documento caiga en el asunto de la "viabilidad", un tema que, afortunadamente, se ha ido obviando con el tiempo, habida cuenta de que cada vez hay más técnicas que ponen la viabilidad en el máximo posible. No es raro, por más que lo comenten como algo indigno, que se elimine en la nueva redacción.

(fin de la primera parte)

(Nota: seguiremos mañana, que se me ha hecho tarde...)

Addendum: Enlace a la segunda parte del artículo.