Bolsas biodegradables, efectos colaterales

Las bolsas de plástico son de empleo muy habitual por parte de los consumidores de productos alimenticios en Europa y son de uso masivo y a veces innecesario en España, cualquier compra se traslada en bolsas de plástico. agravando los problemas ambientales. En efecto, hasta hace nada estas bolsas se «regalaban» gentilmente en las cajas de la mayoría de hipermercados y supermercados de forma indiscriminada. Esto hace que para el ciudadano sea algo sin valor. Recientemente se ha vivido una polémica por la supresión de su entrega gratuita por parte de hipermercados, mientras que en España no hay una legislación que obligue a su retirada.

Según los criterios de la Sociedad Europea del Reciclaje, expresados en la nueva Directiva marco de residuos, la opción de la bolsa reutilizable deberí­a ser indiscutiblemente prioritaria frente a cualquiera de índole reciclable. Sin embargo frecuentemente se confunde, incluso en otras legislaturas por parte del propio Ministerio, la diferencia entre el «segundo uso» y la «reutilización». La UE distingue claramente ambos conceptos por el número de rotaciones. Usar una bolsa para llevar la merienda es un segundo uso pero no es reutilización, llenar una bolsa con la basura orgánica es un segundo uso pero tampoco es reutilización.

El texto del borrador de Proyecto de Ley sometido en la actualidad a información pública el Ministerio opta por la sustitución de bolsas de plástico de un solo uso de tipo convencional por otras biodegradables u oxodegradables, basado en el criticado modelo francés.

Bolsas biodegradables

Reemplazar la bolsa convencional por la biodegradable en términos generales no tiene efectos apreciables en relación con la prevención.  Existen estudios, que llegan a la conclusión de que la granza obtenida mediante reciclado mecánico con una mezcla que no supere el 8% de un solo tipo de biopolímero es posible utilizarla para la fabricación de nuevos productos y a partir de este porcentaje no es posible asegurar, a dí­a de hoy, que la granza se pueda utilizar, y menos aún si se trata de mezclas con más de un solo tipo de biopolímero. Lo que ­ se puede afirmar, con los resultados de los citados estudios, es que a partir de un 20% de mezcla la granza queda inutilizada para la fabricación de los productos finales a los que actualmente se destina.

Desde el punto de vista del compostaje (tratamiento habitual de los residuos orgánicos) la situación tampoco es halagüeña. Las bolsas  biodegradables requieren una permanencia en los túneles de entre tres a cuatro veces más tiempo que la basura normal, alcanzando porcentajes que en la mitad de los casos no llegan ni al 30% de biodegradación para los tiempos de permanencia habituales del material a compostar, superándose este porcentaje, muy raras veces, por encima del 60%.

En Francia, este tema lo resuelven de forma sencilla, aunque no la más razonable, porque todas las bolsas se incineran.

Ampliar información en: Maldita Ciencia

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