Superalimentos

Toca Comer. Superalimentos. Marisol Collazos Soto, Rafael Barzanallana

¿Le apetece una hamburguesa de carne de células madre, con un poco de arroz genéticamente modificado? ¿Quizás con un poco de brócoli de cultivo especial que pueda «sintonizar» su metabolismo?

No es algo descabellado. Cada uno de esos platos ha sido anunciado por tecnólogos de comidas y científicos que trabajan en modificar y mejorar lo que comemos.

La hamburguesa, desarrollada en un laboratorio en vez de ser parte de una animal vivo, está diseñada para aportar carne rica en proteínas evitando la matanza de ganado. El brócoli, muestra un estudio recientemente publicado, contiene un elemento que ayuda a las células humanas a trabajar más eficientemente. Y se acerca la distribución en Filipinas de arroz genéticamente modificado para aumentar su contenido de vitamina A y reforzar nuestro sistema inmune y prevenir la ceguera.

Modificar nuestra comida no es algo nuevo. Desde los albores de la agricultura, hemos manipulado los cultivos para hacerlos más grandes, más dulces, para que rindan más o para que resistan enfermedades.

Una tendencia va emergiendo: en países desarrollados los alimentos están siendo modificados y fortificados, solo que son mercadeados y vendidos para mejorar nuestra salud en vez de para suministrar nutrición básica. La esperanza de algunos es que esas comidas puedan llegar a mitigar el impacto de ciertas enfermedades, como el cáncer.

Manipulación de micronutrientes

En el caso de las plantas, hay diferentes maneras de modificar los nutrientes que contienen. Un método poderoso es la crianza selectiva, seleccionando entre variedades y cepas que sacan más nutrientes del suelo.

La mayoría de la gente no ingiere suficiente selenio, un micronutriente que ayuda al crecimiento celular. Por eso, los científicos están tratando de aumentar el contenido de selenio en el trigo produciendo variedades que lo cosechan más eficientemente.

En todo el mundo, millones de personas tienen deficiencias en otras vitaminas y minerales. Cerca de 2000 millones de personas tienen deficiencias de yodo y otro tanto sufren anemia por falta de hierro. Un cuarto de la población está en riesgo por no consumir suficiente zinc, vital para el crecimiento, mientras que cientos de miles de niños quedan ciegos anualmente por falta de vitamina A.

En China, los científicos intentar fortificar diez tipos de vegetales con yodo, ya que añadir yodo a la sal no está ayudando lo suficiente a la dieta de la gente. Tanto los vegetales de hojas como la fruta absorben yodo del suelo, y un estudio reciente encontró que añadir fertilizantes con yodo al terreno, en la forma de algas orgánicas, aumenta los niveles de ese mineral en los alimentos.

Artículo completo en: BBC MUNDO

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