La destilería escocesa Ardbeg envió al espacio uno de sus mejores Whiskeys para comprobar cómo envejecía con gravedad cero, y por fin han publicado sus resultados. El Whiskey estuvo tres años en el espacio en unas barricas especiales aptas para ese entorno, pero que de igual forma incluían el mismo roble que se usa en la Tierra para añejar este preciado licor escocés.
Un grupo de expertos, científicos e investigadores se ha reunido para determinar los cambios que sufrió el Whiskey, y en el apartado de sabor las noticias no son nada buenas:
“Su intenso aroma tenía toques de humo antiséptico, caucho y pescado ahumado, junto con una curiosa nota de perfume de violeta y tonos de madera muy marcados. Todo esto tenía como resultado un aroma y sabor bastante carnoso”.
Fuente: GIZMODO