El 26 de septiembre, la Comisión Europea anunció oficialmente el lanzamiento de su proyecto más ambicioso en materia de digitalización ciudadana: la EU Digital Identity Wallet, una cartera de identidad digital que, según queda establecido, será obligatoria para todos los europeos a partir de 2026. Presentada como la alternativa comunitaria a aplicaciones privadas como Apple Wallet o Google Wallet, esta herramienta pasará a ser el único medio válido para realizar trámites oficiales ante la administración pública de la Unión Europea y de sus Estados miembros.

España, Alemania y Francia: los laboratorios de prueba

La fase beta de la nueva cartera digital arrancará en España, Alemania y Francia, países seleccionados como pioneros para probar la tecnología y la interoperabilidad transfronteriza. Según Bruselas, estos estados ofrecen un entorno idóneo por su nivel de digitalización y por la presión ciudadana de contar con un sistema integrado de identificación digital, especialmente en sectores como la sanidad, la educación o la justicia.

El objetivo es que un ciudadano pueda identificarse electrónicamente en cualquier país de la Unión con una sola aplicación gubernamental, sin necesidad de duplicar documentos o certificados nacionales.

El adiós a Apple Pay y Google Wallet en servicios estatales

Una de las medidas más polémicas es la prohibición del uso de aplicaciones privadas como Apple Pay o Google Wallet para trámites oficiales una vez que la cartera europea sea obligatoria. Estas plataformas podrán seguir existiendo para usos comerciales, pero en todo lo relacionado con la administración pública —desde renovar un pasaporte hasta presentar la declaración de la renta— solo la cartera de la UE será reconocida legalmente.

La decisión responde no solo a razones de soberanía tecnológica, sino también de seguridad. Bruselas afirma que mantener datos de identidad en servidores privados de gigantes tecnológicos estadounidenses es un riesgo tanto para la privacidad individual como para la autonomía digital de Europa.

Identidad digital única: ¿seguridad o control?

Los defensores de la medida subrayan varios beneficios: se reducirán trámites burocráticos, se reforzará la seguridad contra el fraude y se garantizará una mayor homogeneidad normativa en el mercado único europeo. Además, la aplicación permitirá guardar certificados oficiales, carnés de conducir, títulos universitarios o recetas médicas de manera centralizada en el móvil.

Pero la apuesta no está exenta de críticas. Diversos colectivos de derechos digitales advierten del riesgo de concentración total de la identidad ciudadana en una sola aplicación gestionada por el Estado. Si hasta ahora era posible interactuar con la administración mediante diferentes plataformas descentralizadas, en 2026 toda la vida burocrática del ciudadano europeo dependerá de un único software.

El riesgo principal, según estas voces, es que el gobierno tenga un acceso sin precedentes a la trazabilidad digital del individuo: sus gestiones, sus acreditaciones académicas, sus registros sanitarios e incluso su movilidad. Una llave universal para el ciudadano… que también es una llave universal para las instituciones.

Bruselas y la “soberanía digital”

La Comisión Europea justifica esta medida en el marco de su estrategia de “soberanía digital”, que busca reducir la dependencia de Europa respecto a compañías tecnológicas extranjeras. Desde esta óptica, tener una cartera oficial, interoperable y controlada por los estados miembros es una manera de recuperar poder en un terreno dominado globalmente por grandes multinacionales estadounidenses y, más recientemente, por plataformas chinas.

El mensaje es claro: la identidad digital de los europeos debe estar bajo custodia europea, no bajo el negocio de corporaciones privadas.

Una cuenta atrás hacia 2026

Con la implantación progresiva en los próximos meses en España, Alemania y Francia, Bruselas espera recopilar datos de funcionamiento, de seguridad y de aceptación ciudadana. Para 2026, la EU Digital Identity Wallet deberá estar operativa y obligatoria en los 27 Estados miembros.

El futuro ciudadano europeo se enfrentará entonces a una nueva realidad: llevar en el móvil el equivalente a su pasaporte, carné de conducir, tarjeta sanitaria, credenciales académicas y laborales, todo bajo la supervisión de una aplicación estatal única.

Conclusión

La EU Digital Identity Wallet nace con una promesa de modernidad, integración y seguridad que parece alineada con el proyecto comunitario de construir una Europa digital cohesionada. Pero al mismo tiempo plantea preguntas incómodas: ¿cuánto control debe tener el Estado sobre la identidad digital de sus ciudadanos? ¿Estamos ante un avance en autonomía respecto a las grandes tecnológicas o frente a la construcción de la infraestructura más intrusiva de la historia europea?

La respuesta, probablemente, dependerá de cómo se gestionen en los próximos años la transparencia, la seguridad y, sobre todo, las garantías de que este instrumento se use como servicio público y no como herramienta de control social.


admin

He sido profesor de la Universidad de Murcia. Impartí docencia de los departamentos de Física y de Informática y Sistemas. Interesado en la ciencia, el escepticismo y el pensamiento crítico.

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