En Estados Unidos, la seguridad de los pacientes y la responsabilidad médica se encuentran en el centro de un cambio jurídico de gran calado. Durante décadas, la definición de “atención médica razonable” en casos de negligencia se apoyó principalmente en lo que era considerado práctica habitual entre médicos similares en circunstancias comparables. Sin embargo, en 2024, el American Law Institute (ALI) introdujo una revisión profunda de este estándar, buscando equilibrar mejor la autonomía clínica, la seguridad del paciente y la función del sistema judicial.
Un giro hacia el paciente y la evidencia científica
La modificación más significativa consiste en desplazar el eje del análisis legal desde la costumbre médica hacia un concepto más centrado en el paciente y en la medicina basada en la evidencia. Según el nuevo enfoque, la atención razonable no se define únicamente por lo que otros médicos harían, sino por el nivel de conocimiento y habilidad que se espera de un profesional competente, considerando las circunstancias del caso.
Esto implica que los tribunales ya no estarán estrictamente atados a la práctica habitual como criterio de referencia. Si una práctica común es inferior a los estándares contemporáneos —por ejemplo, si ignora evidencia científica sólida—, un jurado podría considerarla negligente, incluso si era “lo habitual” en la profesión. Se trata de una ruptura con un principio jurídico clásico, que históricamente protegía a los médicos siempre que actuaran conforme a lo que hacían sus pares.
Incorporación de guías clínicas y estándares modernos
Otro elemento central de esta reforma es la incorporación de guías clínicas y protocolos basados en evidencia como criterio de evaluación legal. Esto abre la puerta a que la medicina científica contemporánea tenga un peso directo en los juicios por negligencia. No obstante, el propio ALI reconoce que la calidad de estas guías varía considerablemente, por lo que todavía existen incertidumbres sobre qué guías serán consideradas fiables y aplicables.
Este aspecto puede generar tensiones entre médicos, aseguradoras, instituciones y tribunales, pues traslada parte del debate médico al terreno legal. La interpretación judicial de las guías —y la selección de cuáles son “válidas”— será determinante en los primeros casos en que este nuevo estándar sea aplicado.
Implicaciones para la relación médico-paciente
El restatement no se limita a redefinir la “atención razonable”. También enfatiza la comunicación médico-paciente y la obtención del consentimiento informado como elementos sustantivos en la evaluación de la calidad asistencial. La claridad, la transparencia y el respeto a la autonomía del paciente ganan así un peso mayor en la definición de responsabilidad profesional.
En otras palabras, no solo se juzgará lo que el médico hizo, sino cómo explicó, informó y escuchó. Esto refuerza una tendencia global hacia modelos de atención más participativos, en los que el paciente deja de ser un receptor pasivo para convertirse en un actor con voz propia.
Un cambio legal con adopción gradual
A pesar de su relevancia, esta reforma no tendrá un impacto uniforme inmediato. Cada estado de EE. UU. decidirá cuándo y cómo adoptar las recomendaciones del ALI, lo que augura un periodo de transición y coexistencia entre el estándar tradicional y el nuevo enfoque.
Por ello, aunque el cambio marca una dirección clara, los tribunales seguirán considerando las prácticas médicas prevalentes como referencia importante durante un tiempo. Los profesionales sanitarios, por tanto, deberán manejarse en un escenario híbrido, en el que el cumplimiento de las costumbres clínicas ya no garantiza necesariamente protección legal.
Consecuencias para la práctica clínica y la cultura profesional
Para los médicos, este giro tiene implicaciones directas. Por un lado, podría reducir la presión de practicar “medicina defensiva”, centrada más en evitar demandas que en optimizar la atención. Si la ley favorece prácticas respaldadas por evidencia, se fortalece la legitimidad de decisiones clínicas basadas en guías actualizadas, incluso cuando estas se apartan de hábitos locales.
Por otro lado, se incrementa la exigencia de actualización profesional y la necesidad de documentar de manera rigurosa la toma de decisiones clínicas. Asimismo, las instituciones sanitarias tendrán que revisar sus protocolos internos, garantizar acceso a guías de alta calidad y reforzar la formación en comunicación clínica.
Un paso hacia un sistema más seguro y justo
La revisión del estándar legal por parte del American Law Institute constituye un cambio estructural en la forma de entender la negligencia médica. Al dar protagonismo a la medicina basada en la evidencia y al paciente como agente activo, busca mejorar la seguridad asistencial y reducir las distorsiones que el miedo al litigio ha introducido en la práctica clínica.
Si bien no eliminará la complejidad de los juicios médicos, esta reforma ofrece una oportunidad para alinear mejor la ley con la ciencia y la ética médica contemporánea. La verdadera prueba será cómo jueces, médicos, abogados y pacientes logran traducir este nuevo marco en prácticas justas, seguras y coherentes.
0 comentarios