El Premio Ig Nobel de Aviación 2025 fue para un estudio que abordó una pregunta tan insólita como divertida: ¿puede el consumo de alcohol afectar la capacidad de los murciélagos para volar y ecolocalizar?
Los investigadores administraron dosis controladas de alcohol a murciélagos en un entorno seguro para observar cambios en su vuelo y uso de la ecolocalización, la técnica que utilizan para moverse y cazar en la oscuridad. Los resultados fueron claros: incluso pequeñas cantidades de alcohol alteraban la precisión y la coordinación de sus maniobras aéreas, así como la eficacia de sus señales sonoras para detectar obstáculos y presas.
Este experimento, premiado con humor, pone de manifiesto que el alcohol no solo impacta a los humanos, sino también puede perjudicar a animales con habilidades muy especializadas. Además, invita a reflexionar sobre cómo sustancias externas pueden influir en comportamientos vitales y, en este caso, en la «aviación natural» de los murciélagos.
Un Ig Nobel que, entre risas, subraya la importancia de preservar la salud y el entorno que permiten vuelos tan precisos y maravillosos.