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El éxito de la ciencia alemana (y el déficit de la española) explicado en un cuadro

Actualidad Informática. Ciencia en Alemania. Rafael Barzanallana. UMU

Como todos sabemos los alemanes son muy organizados. Ellos resumen todo su modelo de funcionamiento de la I+D en su simple cuadro. Antes de pasar a comentar deberé dar unas cifras globales, para colocar ese esquema en contexto. Alemania (con unos 82 millones de habitantes) tiene un PIB de unos 3.4 billones de dólares, y dedica 61500 millones de euros a la I+D, lo viene a ser, por encima del 2%. España (con unos 47 millones de habitantes) por el contrario tiene un PIB que ronda los 1.3 billones de dólares y destina a la investigación unos 13.391 millones de euros, poco más del 1% de su PIB. La diferencia ya empieza a ser significativa. En Alemania hay investigación pública y privada, igual que en España, aunque la representación es muy diferente, mientras en Alemania el sector privado constituye el 68% del I+D, en España apenas alcanza el 20%. Estos datos son importantes para entender el gráfico previo y que resume todo el modelo alemán.

En el cuadrante inferior izquierdo se sitúan los organismos públicos de investigación: universidades y entes públicos. Estos organismos hacen ciencia básica, es lo que se les pide, que investiguen y hagan ciencia de calidad. Ahí nos encontramos, por ejemplo, con el mayor centro público de investigación alemán, el Max Planck. Esta institución posee 80 centros diseminados por Alemania, recibe una inversión pública anual de 1.300 millones de euros y posee 13.300 empleados. Por comparar, el equivalente español sería el CSIC, que recibe posee 125 centros con 12790 empleados y que recibe 730 millones de euros de inversión anual. Por otra parte existen 370 universidades públicas en Alemania, con 573000 empleados (300000 de ellos científicos) que reciben 11.000 millones de euros de inversión pública. Conseguir las cifras en España es más complicado, he tenido que moverme por muchos enlaces, espero que el resultado final no se aleje mucho de la realidad. Según lo que he encontrado, en España existen 50 universidades públicas, con unos 150000 empleados y una inversión de 1.200 millones de euros al año. En Alemania el cuadro inferior izquierdo se dedica a la ciencia básica, y nadie duda de la profesionalidad de los científicos si su investigación no es rentable a corto plazo, lo que sí se les pide es que ofrezca ciencia de la mayor calidad posible. Los países con tradición científica entienden lo que parece no caber en la cabeza de los que habitamos al sur de los Pirineos: la buena ciencia rentabiliza la inversión que se ha hecho en ella. Alemania no dedica mucho a ciencia porque sea rica, sino que es rica porque desde hace décadas apostó por la ciencia. En Alemania la I+D no formó parte del debate electoral, siempre hay una fuerte inversión, incluso cuando hay crisis. En otro país de tradición científica como es Inglaterra, la inversión en I+D queda fuera del debate político y de los vaivenes de la economía, hay un mínimo intocable de inversión. Entienden lo que se juegan.

Sigamos, en la esquina superior izquierda del cuadro se sitúan los entes públicos que realizan investigación aplicada, aquella cuyo único objetivo es generar rápido rendimiento económico. Se puede observar que el número de organismos que llevan a cabo esta labor es escaso. En la esquina inferior derecha figuran las empresas privadas que realizan ciencia básica. Son pocas, y casi siempre en coalición con organismos públicos. Se entiende que el principal objetivo de una empresa es ganar dinero más o menos rápido; pero aún y así algunos empresarios alemanes que entienden la importancia de la I+D a largo plazo y dedican algo de dinero a la ciencia básica, realizando una apuesta de futuro. Lo pueden hacer en sus instalaciones (los menos) o subvencionando a entes públicos para que las realicen en sus centros. Y por último en el cuadrante superior derecho se encuentra la investigación orientada y aplicada, la que busca soluciones que reporten beneficios rápidos. No buscan tanto entender el problema, sino solucionar el problema (a veces no es posible lo uno sin lo otro, pero en ocasiones sí). En ese cuadrante están las grandes empresas, y algunas de ellas dedican tanto a la I+D como toda España.

Pero he dicho, ¿por último? No, queda algo fundamental para que este modelo funcione, algo que no tenemos en España y es imprescindible, algo que organiza todo el organigrama y que coloca a cada uno para aquello que está preparado. Es el ente que aparece en el cuadro como Fraunhofer-Gesellschaft o sociedad Fraunhofer. En este organismo trabajan 18000 personas y recibe una inversión anual de 1650 millones de euros. Su papel es la de unir a empresas y entes públicos. Las personas que ahí trabajan son responsables de conocer los proyectos públicos que están en marcha, así como las invenciones que se realizan en los organismos públicos y ofrecerlos al capital privado; también conocen las necesidades de las empresas y pueden rápidamente localizar aquellas líneas que le pueden dotar de los resultados que buscan. Además disponen de centros donde realizan investigación aplicada, uniendo conocimiento desarrollados en organismos públicos para desarrollar tecnologías que comercializan las empresas privadas; así nació por ejemplo el MP3. Los investigadores son expertos en aquello que han estudiado, no tienen por qué saber de marketing ni organización de empresa. De igual modo los empresarios no saben lo que se cuece en los centros de investigación. Aquellos que están interesados en la I+D (en España, menos de los deseables) no saben a qué centro público acudir para encontrar soluciones a sus problemas o inquietudes. Por eso son tan importantes mecanismo para conectar empresa y centros públicos de investigación. Y esto es mucho más que una simple oficina con pocos empleados que apenas dan abasto para enterarse y entender lo que se cuece en su propia institución, se requiere de todo un sistema bien articulado, similar al montado en Alemania, que haga esa labor útil para la economía y la sociedad del país.

Cuando oímos a nuestros políticos decir que el problema de la I+D no es económico sino de gestión, estamos escuchando una verdad a medias. Es cierto que hay un problema de gestión, pero para realizar una buena gestión hay que invertir en ello, no se puede esperar mejorar las cosas gratuitamente (las famosas reformas a la española, mucho articulado y nula memoria económica). La sociedad Fraunhofer recibe anualmente el doble de fondos que el CSIC, ¿acaso no realiza una labor fundamental? Mientras en España se pide a los científicos y empresarios que realicen labores para las que no están preparados y con presupuestos que cada vez son menores. Y si esa labor no se hace adecuadamente, entonces las culpas del fracaso de la I+D recaerá de nuevo sobre ellos.

Artículo completo en: La Ciencia y sus Demnios.

Licencia CC.

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