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Tampoco las religiones tratan bien a las mujeres

He sido cristiano practicante toda mi vida además de ser diácono y dedicarme a la enseñanza de la Biblia durante muchos años. La fe es una fuente de fuerza y consuelo para mí, como lo son las creencias religiosas para millones de personas de todo el mundo.

Por eso, mi decisión de cortar los lazos con la Convención Bautista del Sur luego de seis décadas fue dolorosa y difícil. Fue, no obstante, una decisión inevitable cuando las autoridades de la convención, citando versículos de la Biblia cuidadosamente seleccionados y alegando que Eva fue creada después de Adán y fue responsable del pecado original, decretaron que las mujeres deben estar sometidas a sus esposos y no pueden actuar como diáconos, pastoras o capellanes en las fuerzas armadas. Eso contradecía mi creencia -confirmada en las Sagradas Escrituras- de que todos somos iguales ante los ojos de Dios.

La visión de que las mujeres son inferiores a los hombres no es exclusiva de una religión o creencia. Está muy difundida. En muchos credos, a las mujeres se les impide desempeñar un papel pleno e igualitario.

Trágicamente, la influencia de esta visión tampoco se detiene en los muros de la iglesia, la mezquita, la sinagoga o el templo. Esta discriminación, injustificablemente atribuida a una autoridad superior, ha servido como motivo o excusa para privar a las mujeres de la igualdad de derechos en todo el mundo durante siglos. Las interpretaciones masculinas de textos religiosos y la forma en que éstas interactúan con las prácticas tradicionales y las refuerzan justifican algunos de los ejemplos más comunes, persistentes, flagrantes y perjudiciales de abusos contra los derechos humanos.

Autor: Jimmi Carter (expresidente de EE.UU.)

Noticia completa en:  Noticias Religiones

en Colombia aumentó a un 120 por ciento la participación de mujeres en delitos de secuestro y extorsión

Según el Gaula de la Policía, en los últimos años la participación de las mujeres en delitos como el secuestro y la extorsión han aumentado en un 120 por ciento.

Durante los últimos cinco años, mil doscientas quince mujeres han sido capturadas por estar vinculadas a crímenes relacionados con el secuestro. Los operativos que realizan constantemente las autoridades colombianas lograron desvertebrar organizaciones en diferentes partes del país.

Novecientas noventa y nueve mujeres han sido capturadas por delincuencia común, 58 por pertenecer a la guerrilla del ELN, otras 40 por sus vínculos directos con las Farc, y 40 por grupos paramilitares.

En la capital colombiana se han realizado el mayor número de capturas, y en total 181 mujeres estuvieron relacionadas con estos actos delictivos.

«Nos hemos dado cuenta que así como la mujer ha llegado a importantes cargos en la sociedad, en nuestra investigación tenemos que lamentar que están incursionando en actos delictivos de consideración», señaló a Caracol Radio el coronel del grupo antisecuestro del Gaula, Humberto Guatibonsa.

Entre las regiones más afectadas por las organizaciones delictivas se encuentra Antioquia, con 136; Tolima, con 85 capturas; Valle, con 100; Santander; con 87, y Norte de Santander, con 66.

Para el coronel Guatibonsa, estas organizaciones delictivas están operando de manera similar a la de los hombres, pero con un ingrediente adicional: «sus manera de persuadir y atraer a las víctimas, utilizando todo tipo de artimañas, inclusive con su manera de vestir y por sus atributos físicos», explicó el Coronel del Gaula.

Y es que en la investigación han identificado que las mujeres son incluso más «sanguinarias» a la hora de operar. «Puedo afirmar que tienen más sangre fría a la hora de cometer un delito.

Para dar un ejemplo, hace poco un empresario de la Costa llegó a Bogotá y «aprovechó para ir a una reconocida zona a distraerse un rato. Dos mujeres le hicieron compañía, más tarde lo llevaron a un hotel y como el hombre ya se encontraba muy embriagado, lo ataron para robarle sus pertenencias, pero antes le pidieron las claves de sus tarjetas de crédito y débito. Como el individuo, por su condición, no las recordaba, lo torturaron con fuertes choques eléctricos y más tarde le hicieron varias cortadas en todo su cuerpo», narró el agente del cuerpo de antisecuestro del Gaula de la Policía.

Las mujeres suelen operar sobre todo en la capital colombiana, y entre sus preferencias, están los lugares que concurran a la zona Rosa. «Coquetean y se hacen amigas fácilmente, pero hay que tener mucho cuidado con ese tipo de comportamiento», agregó Guatibonsa.

Fuente: Radio Caracol (Colombia)

Dos de cada diez mujeres maltratadas en Murcia no impulsan la condena de su agresor

Por amor, pena, falta de confianza, ignorancia o simplemente por miedo. Las causas que lo explican son aún un vacío e inexplicable interrogante. No obstante, lo cierto es que en la Región casi dos de cada diez mujeres que sufrieron algún tipo de violencia de género, en el primer trimestre de este año, no pusieron ningún medio para que la justicia pudiera apresar las manos de su maltratador.

De ese porcentaje existe una cifra aun más alarmante, cercana al 8,7% de féminas, que incluso renunciaron al proceso de enjuiciamiento de su agresor cuando éste ya marchaba viento en popa. Un total de 89 mujeres, residentes en la Región, creyeron que lo más conveniente para su vida, o la de los suyos, era reclamar al juez que no actuase y que archivara el asunto. Las causas que justifican esta decisión, que a menudo acaba pasando factura a las víctimas, se alojan en un espacio muy íntimo, dentro de la realidad de cada una de estas mujeres.

Pese a estas situaciones concretas, 1.021 denuncias fueron recibidas en los juzgados murcianos tan sólo en los seis primeros meses del 2.007. La mayoría de ellas (77%) habían sido presentadas por las propias afectadas en la comisaría de Policía. Aún así, algo más de una cincuentena de casos tuvieron que saltar a la luz por intervención directa de la Policía o la Guardia Civil. Otros tantos procesos de maltratos (59) se iniciaron tras la redacción de un parte de lesiones por el personal de los centros hospitalarios. Resulta curioso el hecho de en esos tres meses ninguna denuncia partió de familiares de la agredida.

El enemigo en casa

Compartir una vida en común con el maltratador es uno de los aspectos más peligrosos para las féminas. Esta circunstancia aumenta el riesgo de ser objeto de su violencia. Y es que las principales afectadas por la ira de un maltratador son, precisamente, sus propias parejas, ya sean novias o esposas.

Las cifras son realmente significativas. Un 70,94% de las mujeres que sufrieron malos tratos en el primer semestre de este año, mantenían una relación afectiva con el varón que les infligía tal daño. Se trata de una cifra muy llamativa si se tiene en cuenta que una vez que desaparecen los lazos de unión el porcentaje disminuye hasta el 29,05%.

Estadísticas, cifras y porcentajes que tratan de darle algún sentido a todo este caos, como el que intenta ponerle puertas al campo.

Fuente: La Verdad

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