






Un equipo liderado por el director del programa de Epigenética y Biología del Cáncer del Institutode Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL), Manel Esteller, ha analizado los cambios en el organismo debidos a la epigenética (modificaciones químicas del ADN que no alteran su secuencia pero sí su función, y que no se adquieren por herencia) en el mayor grupo de personas hasta la fecha: 1628 individuos.
Los investigadores han evaluado lo que Esteller denomina «huella dactilar» epigenética de los voluntarios, que incluye a alrededor de 1200 pacientes con distintas dolencias y casi 500 sanos. Más de 1100 de los participantes son españoles, mientras que el resto recoge diferencias étnicas.
Esteller destaca varios hallazgos que se derivan de este amplio estudio, publicado en Genome Research. En primer lugar, el análisis ha demostrado por primera vez que la huella dactilar epigenética permite «predecir la edad de una forma muy clara». Esto podría también aplicarse a cadáveres, lo que ofrecería un instrumento más para la medicina forense.
Otro de los descubrimientos es que la huella epigenética está alterada en todos los tumores. Ni siquiera están excluidos los hereditarios pero, según explica Esteller, en dichos casos las personas «necesitan menos eventos [cambios epigenéticos] para que se desarrolle el tumor. Su huella epigenética no está tan distorsionada».
El investigador comenta que la tecnología necesaria para realizar esta lectura «no es excesivamente cara, aunque se trata de máquinas de micromatrices [chips de ADN que permiten analizar miles de muestras al mismo tiempo] de gran tamaño. Las tienen varios centros de investigación en el mundo». Se trata de un procedimiento similar al que ya se utiliza para ver si un tumor de mama va a ser muy agresivo, explica el científico catalán, que vaticina que su hallazgo «podría tener una salida» en la práctica clínica en «dos o tres años».
Ampliar información en: Comunidad Biomédica
Científicos de la Universidad de California (UCLA), en Estados Unidos, acaban de desarrollar una prueba que permite averiguar aproximadamente la edad a partir de una simple muestra de saliva. “Analizando sólo la saliva podemos saber la edad de una persona sin conocer nada más sobre ella”, explica Eric Vilain, profesor de genética humana de la UCLA y coautor del estudio que publica la revista Public Library of Science (PLoS) ONE.
«Las influencias ambientales pueden cambiar nuestro ADN a medida que envejecemos», explicó Vilain. «Los patrones de metilación cambian a medida que envejecemos y contribuyen al envejecimiento relacionado con enfermedades».
Usando muestras de saliva aportados por 34 pares de gemelos idénticos varones con edades de 21 a 55 años, los investigadores de UCLA recorrieron los genomas de los hombres e identificaron 88 sitios en el ADN que muestran una fuerte correlación de la metilación con la edad. Replicaron sus hallazgos en una población general de 31 hombres y 29 mujeres de entre 18 y 70 años.
A continuación, los científicos construyeron un modelo predictivo usando dos de los tres genes con las correlaciones más fuertes de la edad y la vinculación a la metilación. Cuando se conectan los datos de los «gemelos y las muestras de saliva del otro grupo, fueron capaces de predecir correctamente la edad de una persona con un margen de cinco años – un nivel de precisión sin precedentes.
«La relación de metilación con la edad es tan fuerte que podemos identificar la edad de una persona mediante el examen de dos de los 3000 millones de unidades básicas que forman nuestro genoma», dijo el primer autor Sven Bocklandt, un ex genetista de UCLA ahora en la empresa Bioline.
Fuente: Sven Bocklandt, Wen Lin, Mary E. Sehl, Francisco J. Sánchez, Janet S. Sinsheimer, Steve Horvath, Eric Vilain. Epigenetic Predictor of Age. PLoS ONE, 2011; 6 (6): e14821 DOI: 10.1371/journal.pone.0014821
En los últimos 20 años el crimen en Estados Unidos de Norteamérica ha ido en descenso, pero las últimas cifras del FBI muestran una brusca caída en los dos últimos años a pesar de la crisis económica ¿Por qué?
Carl Sagan, en su libro “El Mundo y sus Demonios”, nos ofrece lo que denomina un “equipo de detección de camelos”. Según sus propias palabras:
“Este equipo se utiliza de manera natural siempre que se ofrecen nuevas ideas a consideración. Si la nueva idea sobrevive al examen con las herramientas de nuestro equipo, concedemos una aceptación cálida, aunque provisional. Si usted lo desea, si no quiere comprar camelos aunque sea tranquilizador hacerlo, puede tomar algunas precauciones; hay un método ensayado y cierto, probado por el consumidor.
¿De qué consta el equipo? De herramientas para el pensamiento escéptico
• Siempre que sea posible tiene que haber una confirmación independiente de los «hechos».
• Alentar el debate sustancioso sobre la prueba por parte de defensores con conocimiento de todos los puntos de vista.
• Los argumentos de la autoridad tienen poco peso: las «autoridades» han cometido errores en el pasado. Los volverán a cometer en el futuro. Quizá una manera mejor de decirlo es que en la ciencia no hay autoridades; como máximo, hay expertos.
• Baraje más de una hipótesis. Si hay algo que se debe explicar, piense en todas las diferentes maneras en que podría explicarse. Luego piense en pruebas mediante las que podría refutar sistemáticamente cada una de las alternativas. Lo que sobrevive, la hipótesis que resiste la refutación en esta selección darwiniana entre «hipótesis de trabajo múltiples» tiene muchas más posibilidades de ser la respuesta correcta que si usted simplemente se hubiera quedado con la primera idea que se le ocurrió.
• Intente no comprometerse en exceso con una hipótesis porque es la suya. Se trata sólo de una estación en el camino de búsqueda del conocimiento. Pregúntese por qué le gusta la idea. Compárela con justicia con las alternativas. Vea si puede encontrar motivos para rechazarla. Si no, lo harán otros.
• Cuantifique. Si lo que explica, sea lo que sea, tiene alguna medida, alguna cantidad numérica relacionada, será mucho más capaz de discriminar entre hipótesis en competencia. Lo que es vago y cualitativo está abierto a muchas explicaciones. Desde luego, se pueden encontrar verdades en muchos asuntos cualitativos con los que nos vemos obligados a enfrentarnos, pero encontrarlas es un desafío mucho mayor.
• Si hay una cadena de argumentación, deben funcionar todos los eslabones de la cadena (incluyendo la premisa), no sólo la mayoría.
• La navaja de Occam. Esta regla empírica nos decanta, cuando nos enfrentamos a dos hipótesis que explican datos igualmente buenos, a elegir la más simple.
• Pregúntese siempre si la hipótesis, al menos en principio, puede ser falsada. Las proposiciones que no pueden comprobarse ni demostrarse falsas, no valen mucho. Consideremos la gran idea de que nuestro universo y todo lo que contiene es sólo una partícula elemental —un electrón, por ejemplo— en un cosmos mucho más grande. Pero si nunca podemos adquirir información de fuera de nuestro universo, ¿no es imposible refutar la idea? Ha de ser capaz de comprobar las aseveraciones. Debe dar oportunidad a escépticos inveterados de seguir su razonamiento para duplicar sus experimentos y ver si se consigue el mismo resultado”.
Fuente: Carl Sagan. El mundo y sus demonios
Enlaces de interés:
– La ciencia y el método científico.