Estimada señora Montero:Nos dirigimos a usted, a través de una carta abierta, para expresarle nuestro disgusto y nuestra preocupación por las consecuencias que pudieran acarrear las dudas en torno a la idoneidad de un donante por motivos morales que ha formulado esta mañana en el programa televisivo que usted presenta.España es un país con un elevado número de donantes de órganos, pero nunca es suficiente. Con frecuencia, es necesario vencer la resistencia a la donación, intentar convencer a parientes en duelo de que otras personas pueden vivir o mejorar sensiblemente su calidad de vida. El comentario que ha hecho usted público en un programa de gran audiencia es desalentador y puede inducir a errores graves. Graves, porque ponen en solfa conceptos demostrados más allá de cualquier duda razonable, y que son fundamentales para la salud pública. La angustia de miles de pacientes que esperan un corazón, un riñón u otros órganos vitales debería bastar para inducir a expresarse con un mínimo de prudencia y de responsabilidad, máxime cuando se dispone de una privilegiada tribuna pública.Señora Montero: un programa líder en audiencia debería desarrollarse con plena conciencia de su responsabilidad. Que la titularidad de RTVE sea pública, añade una responsabilidad aún mayor.Añadir dudas y angustias injustificables a situaciones de salud de alto riesgo es, sencillamente, intolerable. Nadie salvo usted misma es responsable de sus lagunas formativas, señora Montero. Solo nos cabe esperar que nadie salga perjudicado por ellas.Atentamente, ARP-Sociedad para el avance del Pensamiento Crítico
Según la presentadora Mariló Montero de TVE, “¿Está bien donar órganos de alguien que ha matado a otras personas, aunque antes de convertirse en un asesino se dijera de él que era un buen hombre? ¿Alguien querría recibir el pulmón, el hígado, el corazón… de otro que ha quitado vidas? ¿Pasa algo por llevar el órgano, dentro de ti, de una persona que ha matado a otros?”, se preguntaba. Y concluía alegrándose de que la Organización Nacional de Trasplantes hubiera decidido no hacer uso de los del asesino de El Salobral: “No puedo negar que he sentido tranquilidad al saber que los órganos de este hombre no van a dar vida a nadie”.
A raíz de estos disparates de Montero, la Organización Nacional de Trasplantes ha puntualizado que, ante una donación, “sólo se valora la situación clínica del donante” y no se tiene en cuenta su posible conducta delictiva o conflictiva. El director de la entidad, Rafael Matesanz, ha explicado a Europa Press que “no tiene sentido” sostener que la personalidad de alguien pueda transmitirse a través de la donación, ya que el corazón, el riñón, los pulmones y el hígado son órganos sin memoria. Y ha añadido que el concepto religioso de alma “debería quedar al margen” de cualquier debate sobre el trasplante de órganos. Los recuerdos, la personalidad, el yo, residen en el cerebro y, de eso, no hay ninguna duda. La memoria celular, tan querida para Montero, es un invento para vender libros, y el caso de Valandrey es tan frágil que la actriz reconocía recientemente en XL Semanal que su experiencia no es concluyente: “Yo encontré la explicación a los recuerdos que no eran míos en la teoría de memoria celular, pero tampoco rechazo la idea de que, cuando uno vive una cirugía tan importante, sea normal que cambie, que se convierta en alguien diferente”.