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Pseudociencia

Día Mundial del escepticismo. El escepticismo como herramienta de demarcación

A menudo se confunde escepticismo con no creer en nada. Falso. Todos tenemos derecho y necesidad de creer en algo, aunque tan solo sea creer que hoy no nos vamos a caer por las escaleras.

Hoy es el Día Mundial del Escepticismo y se habla en muchos blogs de este tema, así que no voy a ahondar en el término y sus connotaciones. Sólo recordar la primera acepción en el DRAE, para apoyar lo que estoy diciendo:

escepticismo.

(De escéptico e -ismo).

1. m. Desconfianza o duda de la verdad o eficacia de algo.

Lo que sí quiero es hacer notar que el escepticismo es una herramienta eficaz para separar ciencia de pseudociencia. Muchos filósofos de la ciencia han buscado en vano un criterio para demarcar ciencia de lo que no es ciencia. No tiene sentido dar unas pautas al respecto, sólo tener un arma que nos permita, mediante el pensamiento crítico, emitir juicios carentes de falacias.

Artículo completo en:  Ciencia en el XXI

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Enlaces relacionados:

Carl Sagan. La carga del escepticismo

Planeta Escepticismo

Apuntes Introducción a la Informática. Capitulo 1, la ciencia y el método científico

Baby Einstein de Walt Disney, un engaño

Caray estoy en SHOCK… me acabo de enterar que mi hijo no se va a volver un EINSTEIN por ponerle videos, mi hijo no va a entrar a la universidad de 12 años? Caray que noticia me acaban de dar… o sea que “Baby Mozart,” “Baby Shakespeare” y “Baby Galileo.” No van a lograr que mi hijo sea un Gran  Músico, o un gran Autor, o un brillante científico? Es que siento ya que me va a dar… cómo es posible, hemos vivido en la mentira de esto…. ¡! Como si muchas personas me dijeron que esto era realidad, me decían.. TIENES que ponerle esto, le ayuda con su desarrollo, le ayuda con su percepción, y lo pega mas a le tele!

Resulta que Disney te va a regresar tu dinero Según informa The New York Times, la decisión de la empresa responde a las presiones de un grupo conocido como Campaña para una Infancia sin Anuncios, que en el 2006 acudió ante el órgano competente para denunciar que estos vídeos no eran educacionales. La compañía Walt Disney Baby Einstein comercializo este video basándose en afirmar que sus videos son educativos y beneficiosos para el desarrollo de la primera parte de la infancia, y si comprase este video desde el 2004, Disney te va a regresar el dinero porque te vendió MENTIRAS! Lo malo que es solo en EU, en el resto del mundo Disney se salió con la suya!

Haaaaaaa, resulta que mi hijo tiene 6 años, y como buen papa desconsiderado NUNCA le compre un solo video de estos, amigos míos me dijeron que debía hacerlo, que estos video sirven, que debía de ponérselo, en fin, me lo prestaron un día, se lo puse a mi hijo, una semana después se lo regrese a mi amigo…  pues ni a mí me gustaron! sigo sin entender esto de hacer niños inteligentes con programas de este tipo.

Si esto fuera real, podríamos YA notar diferencias en los que han visto esto y los que no, en los kínderes podríamos ver claramente la diferencia de desarrollo entre unos y otros, sin embargo llego a la escuela y veo a todos exactamente IGUALES! Caray  cómo es posible? Todos saben lo mismo, y ninguno aprendió más que otros…. Lo que si puedo ver es cada niño tiene diferente habilidad, unos son mejores para un deporte, otros leen mejor, pero todo esto es parte del desarrollo normal.

Quieren volver a sus hijos más inteligentes? Muy sencillo, mas lectura, menos tele, más atención a tus hijos, menos comida basura, menos video juegos, mas actividades al aire libre, dejarlos agarrar insectos y animales, dejarlos ensuciarse, y tener más contacto con tus hijos, también evitemos tener  muchos hijos!

Bueno, yo no tendré que preocuparme por qué me devuelvan el dinero, pero sigo preocupándome como educarlo mejor! Y es parte de ser papa… y como recomendación, sean más escépticos y mas objetivos con lo que le compran a sus hijos!

Fuente: Un Papá Escéptico
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Enlaces de interés:

Escepticismo

ARP Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico

Presunción de inocencia o por qué es torticera la petición de principio de lo paranormal

La gran mayoría de las personas del planeta no ha cometido asesinatos en su vida. El asesinato es un delito muy grave, pero poco frecuente en términos absolutos. Esto quiere decir que si escogemos a una persona al azar en todo el mundo, es bastante probable que dicha persona no haya cometido un asesinato. De hecho, cuando un asesinato llega a los medios de comunicación, los vecinos y allegados son los primeros sorprendidos. Por decirlo de alguna manera, «no es normal» que alguien sea un asesino.

El hecho de haber asesinado a alguien puede traer consigo consecuencias muy graves: privación de libertad (cárcel) por varios años e incluso, en algunos países, la pena de muerte. Por ese motivo, y dado que «lo normal» es que una persona al azar no sea una asesina, debe exigirse la presunción de inocencia: eres inocente salvo pruebas contundentes que certifiquen que has cometido un asesinato. De lo contrario, nos veríamos de nuevo sumergidos en la Edad Media, donde los acusados eran culpables «de partida» y tenían que probar su inocencia. Quien dice asesinato, dice cualquier otro delito.

Esta presunción, lógica y razonable, no se aplica en el campo de lo paranormal. Es más: los «profesionales» del ocultismo se niegan a que así sea: niegan la presunción de inocencia.

¿Cómo? Exigiendo que se admita sin pruebas la existencia de su «objeto de estudio» (lo que se conoce como «falacia de petición de principio»).

Para estudiar algo, ese «algo» primero debe existir. Los médicos estudian el cuerpo humano y la cura de las enfermedades que lo aquejan porque existen tanto el cuerpo humano como esas enfermedades. Los físicos estudian, por ejemplo, la gravedad, porque existe la gravedad. Los biólogos estudian los mecanismos de la evolución porque la evolución es un hecho. Los mercaderes del ocultismo «estudian» lo paranormal, pero nunca han dado pruebas de que aquello que estudian, exista. Es más: tal y como vimos en el artículo «El problema de las definiciones en negativo», ni siquiera tenemos claro cuál es exactamente su «objeto de estudio».

Vamos a ver un ejemplo con la telepatía. La telepatía es, según afirman los «estudiosos» de lo paranormal, la capacidad de transmitir el pensamiento a otra persona de manera instantánea, independientemente de la distancia a la que estén ambas personas, «emisor» y «receptor», a través de unas «ondas telepáticas». De ser cierto que existe la telepatía, se estarían violando varias leyes físicas sólidamente establecidas. Sostener que la telepatía existe es señalar a las leyes físicas que explican el mundo real como culpables de no explicarlo en absoluto, pasando de puntillas sobre el hecho de que es la telepatía la que debe acreditarse debidamente como fenómeno «medible». ¿Deben las leyes físicas «demostrar su inocencia» y repetirnos por enésima vez por qué están establecidas? ¿O es la telepatía quien debe demostrar por qué fallarían las leyes físicas que la hacen altamente improbable?

Como podemos ver, en esta situación se da la perversión lógica de hacer a la física culpable hasta que se demuestre lo contrario. Si la física fuera una persona, estaría condenada a cadena perpetua por un delito que no ha cometido. En algunos países, condenada incluso a la silla eléctrica por un delito del que no hay una sola prueba.

Porque no hay una sola prueba de la existencia de la telepatía, o dicho de otra manera, de que la telepatía sea un fenómeno real.

Tal vez hayan hablado al lector de estudios científicos donde se ha demostrado la existencia de la telepatía de manera controlada en un laboratorio. Habría que matizar: ha habido estudios más o menos chapuceros que se han hecho de forma desaseada y que, por tanto, no demuestran nada. Cuando se ha criticado su metodología, o la falta de precauciones tomadas contra posibles trampas, la defensa se ha centrado en repetir «todos somos de fiar, nadie querría manipular los resultados» y no en adoptar la actitud de «mira lo que dicen las cifras y vamos a ver si volvemos a conseguirlas con los mecanismos de control adicionales que sugieres».

El lector interesado puede consultar en las siguientes direcciones web:

http://spanish.skepdic.com/parapsicologia.html

http://www.cicap.org/en_artic/at101003.htm

o bien en el libro «La ciencia. Lo bueno, lo malo y lo falso» de Martin Gardner, capítulos 12, 13, 19 y 21 (editorial Alianza).

Artículo completo en: círculoescéptico

Un análisis grafológico de la escritura de Rodríguez Zapatero saca a relucir la ignorancia de César Vidal

La caligrafía del presidente del Gobierno sirve de excusa al prolífico César Vidal, en el último número de Época, para decir que José Luis Rodríguez Zapatero es un «acomplejado», un «torpe para relacionar ideas», un «autoritario», un «materialista descarnado», un «receloso -e incluso envidioso- de la gente de talla»… Cinco páginas de insultos y descalificaciones gratuitas a la que el director de la revista, Carlos Dávila, intenta otorgar una inmerecida credibilidad presentando a Vidal como «el segundo autor español que más vende» y su reportaje como «una interpretación grafológica de la personalidad del presidente».

El estudio grafológico de Vidal revela, en realidad, la ignorancia supina de quien lo ha hecho y de quien lo ha publicado. Que un autor venda muchos libros no implica que lo que escriba y diga sea cierto, como muy bien saben los lectores de los traficantes de misterios paranormales. El escritor y locutor de la cadena radiofónica de los obispos es un creacionista declarado, un individuo convencido de que el Diluvio Universal, el Éxodo y otros episodios ficticios del Antiguo Testamento son hechos históricos. Su saber grafológico tiene el mismo fundamento real que la historia bíblica de Adán y Eva, porque la interpretación de la personalidad por la caligrafía es una patraña equiparable a la astrología. Y que Vidal sea «un experto grafólogo» -desconocía esta faceta- es lo mismo que decir que es un experto lector de las arrugas del culo o de los posos del café.

Los grafólogos aseguran que pueden deducir la personalidad de alguien a partir de los rasgos de su escritura, pero lo cierto es que no lo hacen. Los estudios controlados han demostrado que, si no cuentan con más información que la letra impresa, los grafólogos no aciertan sobre el autor de un texto más que los legos. Es decir, lo obvio. La grafología es una pseudociencia que, lamentablemente, se utiliza en ocasiones para la selección personal y que suele salir en los periódicos en épocas electorales a través de la comparación de los rasgos de las firmas de los contendientes, como sucedió en mayo de 2008 durante la carrera hacia la Casa Blanca.

El análisis de la letra del presidente que publica Época resulta insultante para cualquiera con dos dedos de frente porque el fundamento es una superchería equiparable a la lectura de las líneas de la mano. Tiene, además, el análisis de Vidal momentos dignos de incluirse en una antología del disparate. Mi preferido es cuando dice respecto al «notable autoritarismo que se refleja, por ejemplo, en algunas de las tes» del jefe del Ejecutivo: «Se suele denominar a esta te específica la «te del brazo en alto», porque de manera muy peculiar recuerda el saludo fascista y, a la vez, es un signo de autoritarismo». ¡Ahí queda eso!

Considera el grafólogo al sujeto de su infundio -lo sería también si el blanco hubiera sido Mariano Rajoy, Juan José Ibarretxe, Cayo Lara om cualquier otro político- un tonto irrecuperable, un incapaz. A juicio de Vidal, «la enorme dificultad que sufre el autor del texto (Rodríguez Zapatero) para ligar unas letras con otras» lleva a pensar que para él «supone un enorme esfuerzo -esfuerzo que no garantiza el éxito- ver la relación que pueda existir entre dos ideas distintas, por muy cercanas y próximas que le parezcan a la mayoría de las personas». Y concluye el multititulado firmante de libros de éxito: «Sin grandes dotes intelectuales, aunque tampoco pueda decirse que sea un estúpido, el sujeto analizado no parece que pueda aspirar a compensar esa carencia con la constancia del trabajo -a decir verdad, es muy irregular en el cumplimiento de sus tareas- ni tampoco con asesores de valía que le dispensen su ayuda».

Que una tontería así sea el tema de portada de una revista de información política da que pensar, ¿no?

Fuente: Magonia

Enlaces relacionados:

Grafología. Otra pseudociencia

La ciencia y el método científico


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